Los proyectos turísticos y el crecimiento de la ciudad requieren de un cambio radical en la cultura de tránsito de ciertos habitantes de esta ciudad que parecieran ignorar los principios básicos del convivir moderno.

Para eso se requiere, sin embargo, de proyectos concebidos con mucho cuidado. Fijémonos si no en el intento de que se respete el uso del taxímetro, que no logró los resultados esperados.

De allí nuestra preocupación por la reciente resolución de prohibir el tránsito de triciclos y bicicletas en las zonas regeneradas de la ciudad. No ha habido, hasta ahora, una explicación convincente de los motivos y objetivos por los cuales se adoptó esta medida de manera tan general y amplia.

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El tráfico de estos vehículos no dispone de regulaciones adecuadas, y de allí la necesidad de corregir ese error, pero si bien es cierto que hay delincuentes que utilizan bicicletas, no todos los que manejan esos vehículos violan la ley. La mayoría son personas trabajadoras que brindan servicios importantes, por lo que la disposición citada podría no solo perjudicarlas a ellas sino también a quienes habitan en esos sectores.

Bien por la propuesta de que se regule el tránsito de bicicletas y vehículos, siempre y cuando se adopten criterios que no generalicen innecesariamente.