Tras cintas como Una pareja explosiva y su secuela, Dragón Rojo, y en esta ocasión Al caer la noche, el director norteamericano Brett Ratner parece haber encontrado un nicho productivo en películas bien elaboradas y entretenidas, pero totalmente intrascendentes y olvidables, que sin duda logran extraer lo mejor de sus intérpretes para beneficio de un guión predecible y medianamente funcional.

Al caer la noche es uno de esos filmes que logran mantener el interés del público gracias a sus atractivos protagonistas, su dinámico guión y  agradable ritmo, pero que se olvidará inmediatamente al salir de la sala. Es decir, cine mediocre, de buen gusto pero con escaso contenido intelectual.

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Al principio del filme presenciamos el audaz robo del segundo de los tres famosos diamantes de Napoleón, en el que el experto ladrón Max Burdett (Pierce Brosnan, al que ya hemos apreciado, en 1999, en El caso Thomas Crown y, a su vez, interactuando como James Bond) y su cómplice y sensual amante Lola (Salma Hayek) humillan al agente Lloyd (el antipático Woody Harrelson), encargado de cuidar la joya. Poco después vemos a la pareja de ladrones, ya retirados, disfrutando de una vida de sol y atardeceres en las Bahamas.

Una clásica historia de “ladrones de guante blanco”, una de cuyos modelos es Para atrapar al ladrón, de Alfred Hitchcock. Sofisticados dispositivos utilizados para ejecutar robos, gran cantidad de atractivo femenino expuesto, lugares paradisiacos, lujosos cruceros, modernos automóviles, decorativos tragos y un estilo de vida imposible de alcanzar para la mayoría de los seres humanos, lo que configura el ambiente en el que van a transcurrir las principales acciones.

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Pero su apacible situación se ve interrumpida cuando el agente Lloyd llega hasta este paraíso, seguro de que Burdett está maquinando el hurto de otro gran diamante, valorado en más de 70 millones de dólares, que se exhibe en un lujoso yate.

Nuestro irresistible protagonista niega que esta sea su intención, pero el agente vigila de cerca al sospechoso, hasta el punto en que ambos llegan a desarrollar una cierta amistad. Sin embargo, cuando el diamante es robado, la desconfianza entre los antiguos rivales revive y la persecución comienza  nuevamente.

No hay mucho más que agregar. La trama es sosa. No tiene un ápice de credibilidad, pero funciona sola y se adereza al gusto con algunas inofensivas secuencias de acción y con la frecuente presencia de Salma Hayek en biquini o algún otro atrevido atuendo.

El humor también abunda gracias a la agradable interacción entre Harrelson y Brosnan, quienes explotan con gran placer su imagen para beneficio del público. El director mantiene la historia incansablemente, con los esperados interludios de romance y conflicto entre la pareja de bribones. Y cuando llega el “inesperado” final, no es realmente muy sorpresivo, pero al menos resulta satisfactorio, con lo que el público puede salir del cine con una sonrisa dibujada en el rostro.

Para bien o para mal, Al caer la noche es una de esas películas que no son ni particularmente buenas ni malas. Simplemente son entretenimiento desechable, aptas para pasar un rato agradable.

La elección de Brosnan y Hayek, a pesar de no tener mucha química entre ellos, contribuirá bastante a la taquilla satisfaciendo las demandas  masculinas y femeninas; y las exóticas locaciones prestan un aire de sofisticación que muchas personas apreciarán.