Se convirtió  en un futurista y visionario. Creó cerca de 100 obras de ciencia ficción, entre ellas Viaje al centro de la tierra,  De la Tierra a la Luna, Veinte mil leguas de viaje submarino y  La vuelta al mundo en ochenta días.

Fue el escritor francés Julio Verne (1828-1905), quien ayer cumplió 100 años de fallecido, pero cuyo legado permanece todavía presente. A título póstumo se han publicado diez novelas y manuscritos.

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José Daniel Santibáñez, autor guayaquileño, quien de pequeño conoció a Verne cuando leyó Veinte mil leguas de viaje  submarino, opina que el escritor ha ayudado a abrir la mente, imaginación y la fantasía del lector.

Se destacó –precisa– por sus obras sobre tecnología y futurismo, que en esa época eran consideradas de ciencia ficción, pero que ahora muchas  representan la realidad. Santibáñez también ha escrito textos de ficción como Ejecútese el mañana (2000).

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Su colega Fernando Naranjo, autor de La era del asombro y Quil, entre otros, se encontró con la obra de Verne en su adolescencia.

Precisa que el francés abrió el camino para que los demás autores transitaran por esa brecha. Destaca, entonces, al escritor inglés George Wells. “Me sorprende la cantidad de personajes que él (Verne) fue capaz de crear con una densidad humana muy relevante”.

Resalta que la herencia del visionario tiene que ver mucho con su capacidad de adelantarse a la tecnología, como la construcción del submarino, aunque ahora existan más para la guerra que para la ciencia. La obra más fantasiosa de Julio Verne quizá sea Hombre invisible. El autor francés logró amasar una considerable fortuna en vida gracias a sus libros. Murió en 1905 de diabetes y parálisis.