El Museo Nacional de Antropología presenta desde el  próximo 29 de marzo una exposición sobre arte egipcio, considerada una de las  de mayor envergadura que ha salido de Alemania, país que tuvo un papel  predominante en el descubrimiento de esas piezas en el Siglo XIX.
 
Se trata, según los curadores, de un intento por mostrar el Egipto de los  faraones de una manera innovadora, con esfinges, obelisco, esculturas "oyentes"  y joyas que abarcan más de tres milenios de historia.
 
El valor de los objetos, que tienen en total un peso de 40 toneladas, ronda  los 480 millones de dólares.
 
Los visitantes podrán constatar que el antiguo Egipto y la América precolombina, si bien tienen "paralelismos", no tienen ninguna relación  concreta como varios "seudo científicos" han afirmado, comentó en rueda de  prensa, Dietrich Wildung.
 
El hilo conductor de la exposición, compuesta por 150 piezas, es el Sol,  astro que ocupó también un lugar preponderante en las antiguas civilizaciones  mesoamericanas.
 
"El fabuloso espectáculo del diario amanecer despertaba en la imaginación  de los antiguos egipcios todo tipo de asociaciones. El Sol (que en la Tierra  era representado por el rey faraónico) emerge de corrientes nocturnas hacia un  nuevo día acompañado y protegido por animales del Nilo", señalan los curadores  en la sala dedicada a la relación entre zoología y religión en el antiguo  Egipto.
 
La muestra "Faraón: El culto al Sol en el antiguo Egipto" forma parte de la  serie de exposiciones titulada "Grandes civilizaciones" que se ha efectuado en  el museo mexicano desde hace 11 años, y responde a un compromiso hecho por  autoridades alemanas en 2004 cuando México envió un conjunto de piezas  mostradas en Berlín denominado Aztecas.
 
Una de las salas de la exposición es la dedicada a la etapa del faraón  Akhenatón y Neferiti, caracterizada por un monoteísmo obligatorio, sin embargo  la representación de la reina de Egipto expuesta en el Museo Egipcio de Berlín  no viajó a México y en su lugar será expuesta una cabeza de ella en su  madurez.
 
Rá, el Dios Sol, fue la divinidad dominante en la religión de los antiguos  egipcios, tuvo distintos nombres y se manifestó de múltiples maneras que el  público mexicano podrá descubrir en poco más de 1.200 metros cuadrados.