En este Centro se puede concluir la primaria y secundaria. Además, se enseñan artesanías.

Entraron por curiosidad, hace unos tres años, y ahora no pueden desvincularse del Centro de capacitación María Droste donde se imparten clases de diferentes ramas artesanales y asignaturas para concluir la primaria y secundaria.

Las alumnas de este instituto tienen edades que sobrepasan los 30 años y pese a estar de vacaciones en estos últimos tres meses, acuden a visitar a las hermanas de la congregación del Buen Pastor, quienes dirigen este instituto.

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“Es que aquí nos sentimos como en nuestra casa”, dice Fanny Burgos, estudiante de economía doméstica, para referirse al trato cordial que asegura recibir de parte de las profesoras.

En las clases se aplica la técnica de la teoría y la práctica. Un día a la semana escriben sobre sus cuadernos las recetas y su preparación, mientras en los siguientes días ponen sus manos en la masa.

Si alguna no entiende sobre algún tema, enseguida pregunta a la maestra y ella repite o hace una práctica cuantas veces sea necesario. Sin embargo, lo más importante de este establecimiento que ya tiene 18 años funcionando en la ciudad, es que “la gente sale reconfortada espiritualmente”, anota Burgos.

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Después de las asignaturas, las personas suelen conversar con la directora del Centro, la hermana Nelly Campoverde. A ella le cuentan sus problemas y de alguna forma trata de ayudar a resolverlos con consejos u oración. Así hacía la religiosa (de quien tomaron el nombre) María Droste, quien perteneció a la congregación del Buen Pastor en Alemania y ayudó a las mujeres maltratadas y a quienes estaban en vicios.

Por eso, su trabajo consistía en enseñarles nuevas disciplinas para que instalen sus propias microempresas, cuenta sor Nelly.

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La hermana María Rosa Mejía, instructora de panadería, siempre les da un viejo mensaje de Droste a sus discípulas: “Que aprendan para que vayan dando a los demás”.

De esta forma, explica Burgos, uno llega a casa y empieza  a elaborar sus productos para darlos a los demás y sentirse bien consigo misma.

Además de panadería, se enseña corte y confección, tejidos, manualidades, bisutería y se dan clases de distintas materias para quienes no hayan concluido sus estudios primarios y secundarios.

Bachillerato
En el centro, decenas de personas lograron obtener el título de bachiller en ciencias sociales. Algunas decidieron ingresar a las universidades y otros no; sin embargo, todas llegaron a una meta de la que se sienten orgullosas, precisa la hermana Nelly.

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Laura Badaraco, de 54 años, es una de las alumnas que cursan el cuarto año porque una enfermedad no se lo permitió cuando era adolescente.

Cuenta que las clases se impartieron todos los sábados de 13h00 a 19h00 en la  entidad. Hubo tareas, ejercicios y prácticas. Y aunque fue sacrificado, “todo esfuerzo era necesario con  tal de llegar a ser una bachiller en el futuro”, dice.

Los materiales como libros y cuadernos se los adquiere en el mismo centro a precios módicos que no superan los $ 5.

Nelly Basurto, de 46 años, también tiene previsto terminar la secundaria para continuar sus estudios universitarios en pedagogía.

NOTAS

MATRÍCULAS
Las inscripciones se reciben al 245-0073 y en Los Ríos 2001 y Capitán Nájera.

COSTO
El costo para los cursos de capacitación artesanal es de $12 anuales. Para la primaria y secundaria se realiza un pago de $ 2 por matrícula y $ 1 mensual.

FILOSOFÍA
La congregación del Buen Pastor fue fundada en 1835, en Francia, por Santa María Eufrasia, quien proclamó la defensa de la dignidad de la mujer. Su frase inspiradora fue: “Una persona vale más que un mundo”.