El riesgo de transmisión de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, la variante humana del llamado mal de las vacas locas, a través de medicamentos fabricados con sangre de personas contagiadas es ínfimo, según el estudio divulgado ayer en Francia.

Nueve casos de personas afectadas por esta enfermedad fueron identificados en Francia, de las cuales dos donaron sangre entre 1984 y 2003.

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Esa sangre fue utilizada para transfusiones de concentrados de glóbulos rojos y preparación de hemoderivados.

Los receptores de las transfusiones fueron nueve, de los cuales siete  han sido identificadas y se  tomaron las medidas oportunas.

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Unas 50.000 personas se trataron con medicamentos fabricados a partir de la sangre de esos dos donantes. Ante ello, la Dirección General de la Salud (DGS) encargó un estudio, cuyas conclusiones fueron presentadas ayer, para determinar las posibilidades de contagio a través del consumo de esos fármacos.

El texto señala que las posibilidades de contagio son “ínfimas” mediante el consumo de medicamentos, por lo que la DGS  renunció a contactar con la mayor parte de los 50.000 concernidos.

Unos 2.000 pacientes son considerados consumidores crónicos, la mayoría de ellos enfermos de hemofilia,  que fueron contactados por expreso deseo de la Asociación Francesa de Hemófilos.