El 26 de enero veía el programa de televisión ‘Vamos con Todo’, y una de las integrantes de un grupo brasileño de baile se había sometido a una cirugía estética.

Bien por ella que quiso ver mejorada su imagen, pero hubiera sido más culto no mostrarla en el video de su cirugía de lipoescultura que el doctor le estaba realizando.

¿Acaso los productores del programa no razonaron que a esa hora muchos niños ven televisión?

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Además, por respeto a la joven, no se la hubiera mostrado en tomas extremadamente desagradables. Hay normas que deben cumplirse en cuanto a temas de transmisiones, como esa, y a horarios que respeten no solo a los niños sino a todos los televidentes.

Que hechos como ese no se repitan.

Janeth Álvarez Chavarría
Guayaquil

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En el programa ‘Vivos’, si bien se divierte al criticar en forma jocosa los temas del diario vivir de nuestro país, existe un exceso de “libertad de expresión”, toda vez que jamás se puede ofender a la Madre de Cristo, ni a la Sagrada Familia, que merecen el más absoluto respeto.

También expreso mi rechazo a notas que se difunden en canales de televisión, como la que recuerdo sobre el peruano Bayley, casado y con hijas, que declaraba muy suelto de huesos que presuntamente tenía “relaciones amorosas con un hombre”, e incluso mostró la foto del individuo.

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Esa clase de noticias también es un exceso de “libertad de expresión”, pues la niñez y juventud que todavía no tienen criterio formado, pueden pensar entonces que las relaciones de un hombre con una mujer y con otro hombre al mismo tiempo es algo “normal”. Considero en aras de la verdadera libertad de expresión consagrada en nuestra Carta Magna, necesario que se la ejerza con verdadero control o censura por parte de los medios de comunicación o de autoridades correspondientes, para que no se atente contra la verdadera libertad de expresión, que es el camino para que exista respeto a los valores en todo orden.

Ab. Humberto Echeverría M.
Guayaquil

Un canal debe admitir que se ha equivocado con su insultador ‘Mi Recinto’, pues no todas las personas que hacen cultura en este país admiten el desatino y la “badulacada”.

Un sondeo en universidades, Casa de la Cultura, colegios, así como de profesionales académicos y entidades afines, podría poner fin a la posición patológica de tantos programas basura que salen al aire sin ningún mérito educativo e instructivo, que es lo que necesitamos, pidiendo un ente regulador de tales programaciones.

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Abusar de la libertad de expresión es también una forma de agredir (y no solo al montubio) con grotescas maneras y mamarrachos elencos. Sería plausible que se consiga formar un ente regulador que recuerde los deberes hacia nuestra identidad cultural.