Médicos del hospital Maimónides de la ciudad de Haifa resucitaron a un hombre cuya temperatura corporal era de 21 grados, calentándole la sangre cuando su situación era la de muerte clínica.

Durante cuatro horas se le aspiró la sangre de la arteria de una pierna y, previamente calentada, se le volvió a inyectar por una vena a la otra pierna, explicaron los galenos.

El caso, sin precedentes en Israel, es considerado un milagro médico. Durante las primeras horas del tratamiento lograron elevarle la temperatura a 36 grados. Gorenstein se quedó congelado mientas dormía en un garaje, después de que el propietario de su vivienda lo echara a la calle porque llevaba cinco meses sin pagarle el alquiler.