La Habana 1964: Evelyne Pisier, una joven francesa  desembarca en la isla con un grupo de estudiantes de izquierda y se enamora de  la incipiente revolución cubana y de su héroe, “Fidel antes de convertirse en Fidel Castro”, con el que vive un amor que termina en una profunda desilusión.

“Tenía 23 años. Todas mis amigas estaban enamoradas de Cuba y yo tuve un regalo sorpresa: el héroe de la revolución cubana se interesó por mí y me llamó una noche. No sé por qué se fijó en mí pero así fue”, recuerda esta profesora de Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad de París.

A sus 64 años y pese a la terrible decepción que siguió a aquella historia, cuando Pisier habla del líder cubano la voz titubea y toses nerviosas entrecortan sus frases. “Rondaba los 40. Parecía generoso, muy infantil, ingenuo, pero determinado. Era muy antiestadounidense, muy valiente. Sobre todo terriblemente seductor. Le gustaba mucho seducir y conmigo lo consiguió”, añade.

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Los viajes a Cuba de esta joven militante son frecuentes en los años  posteriores, hasta 1968, cuando la ilusión se desvanece, los versos de Son de  negros en Cuba, de Federico García Lorca, que la habían acompañado en su  periplo, pierden sentido y Fidel se convierte para siempre en Castro. “Sentí un verdadero fervor por los primeros años de la revolución cubana. Creímos a fondo y nos sumergimos en aquellas ilusiones.

“De repente, muchos  amigos intelectuales comenzaron a ser perseguidos y encarcelados. Algunos por  el hecho de ser homosexuales. Fue el fin de la libertad”, recuerda, desencantada.

A partir de 1968, su relación con el líder máximo se corta radicalmente hasta hoy. “Cero contactos”, asegura tajante. Este capítulo de la vida de Pisier es solo una pequeña parte de la pasión que esta intelectual siente por América Latina, un sentimiento que ha intentado  contagiar a sus compatriotas en su novela Una cuestión de edad.

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El libro, en los primeros puestos de ventas en Francia tres semanas después de su aparición, refleja concretamente el gran amor de Pisier y su segundo marido, el ex diputado europeo Olivier Duhamel, por Chile, de donde vienen sus dos hijos adoptados, Aurore y Simón.

En forma de novela, Pisier cuenta en su libro las dificultades que conlleva  una adopción cuando los niños son adolescentes. “La sociedad diferencia entre  hijos biológicos y adoptados y todo esto se paga en la adolescencia (...)”, recuerda Pisier, madre además de tres hijos biológicos.