Representantes de Estados Unidos, Colombia, Perú y Ecuador, iniciaron el lunes la séptima ronda de negociaciones para firmar, posiblemente antes de junio próximo, un Tratado de Libre Comercio (TLC) entre la mayor economía del mundo y los países andinos.
 
Colombia expresó que espera que tras esta nueva ronda, que se extenderá por cuatro días en el caribeño puerto de Cartagena, se puedan cerrar algunas de las 14 mesas de negociación, para que los alrededor de 400 representantes comerciales se concentren en los temas más sensibles, como el agropecuario y el de propiedad intelectual.
 
"Quedaría faltando una ronda, en los Estados Unidos, probablemente en la ciudad de Washington", dijo el ministro colombiano de Comercio, Industria y Turismo, Jorge Humberto Botero.
 
El TLC, que espera entrar en vigencia en el 2006, es considerado vital para el futuro económico de Colombia, Perú y Ecuador, que esperan perpetuar así las ventajas arancelarias de las que gozan a través del Atpdea, un mecanismo por el cual ingresan sus productos a Estados Unidos sin aranceles, en compensación por su lucha contra el narcotráfico.
 
Colombia y Perú son considerados los mayores productores de cocaína y de su materia prima, la hoja de coca, cuyo tráfico ilegal ha alentado, en el caso colombiano, un sangriento conflicto armado de cuatro décadas, que deja cada año miles de muertos.
 
"Todos los temas están abiertos. Tenemos 14 mesas de negociación. Apenas comenzamos y no puedo avanzar mucho sobre eso", agregó Botero, al ser preguntado sobre los temas que pueden ser evacuados en esta nueva ronda de negociaciones.
 
No obstante, legisladores estadounidenses han reiterado que Ecuador y Perú deben adoptar una actitud más activa para resolver disputas que mantienen con las empresas de Estados Unidos. Tras la firma del tratado, cada uno de los congresos de los respectivos países deben ratificarlo.
 
Los cuatro países prevén finalizar las discusiones en marzo, pese a profundas divergencias en las dos áreas claves: la agricultura y los derechos de propiedad intelectual, por la renuencia de los andinos a abrir sus mercados, hasta que Estados Unidos desmonte subsidios a sus agricultores y los escudos que protegen a las gigantes farmacéuticas.
 
El libre comercio de productos agropecuarios podría arrasar a cultivadores de cereales andinos, mientras que un desfavorable acuerdo en propiedad intelectual podría incrementar los precios de los medicamentos, de acuerdo con analistas.
 
Las negociaciones a puerta cerrada se iniciaron en medio de un fuerte dispositivo de seguridad.