Ayer escribí sobre el programa de mayor permanencia en Ecuavisa Internacional: ‘Entretenimiento total’, al que no vacilé en llamar “la peor gansada de la televisión ecuatoriana”. Pero la babosa sensualidad de Marcelo E.T. y sus cuarenta nenas en plan de vendernos la orgipiñata de la enajenación mental como un estilo de vida, no es una tarjeta de presentación que le haga justicia al hijo menor del Canal del Cerro.

La verdad es que, en la venida a menos franja de UHF, aún no ha prosperado ese cáncer de la competencia a ultranza que convirtió a la TV en producto para descerebrados. Gracias a ello, y pese a tener el más descerebrado de todos los programas, Ecuavisa Internacional puede darse el lujo de ser el único canal que ofrece algo digno de verse en ciertos horarios copados por telenovelas serie B, de esas que merecen más que nada ni nadie el apelativo de sudacas.

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Revisando su programación (cosa difícil porque no se publica en ningún lado) se ve que Ecuavisa se desentiende de Ecuavisa Internacional, no le pone mucho asunto ni le mete demasiada producción. Simplemente, contrata a una variopinta flora de productores independientes o encarga programas a gente de fuera de su nómina. Pero eso basta. Creo que nunca le había salido algo tan bien a Ecuavisa: los independientes, casi siempre, lo hacen mejor, aun trabajando en precarias condiciones.

No me queda espacio para hablar de cada uno de esos humildes y honestos programas, programas que se dejan ver. No quiero, sin embargo, cerrar esta columna sin mencionar a dos de ellos: ‘Palabra suelta’, el espacio radial de Xavier Lasso llevado a la televisión, donde por fin la entrevista es sinónimo de diálogo, sin respuestas de quince segundos ni superestrellas, pero también sin zalamerías ni concesiones; y ‘El rollo TV’, por fin un programa que hace periodismo sobre cine y no publicidad gratuita de los grandes estudios.
raguilarandrade@yahoo.com