En una de las manzanas de la cooperativa Batalla de Tarqui, sur de la ciudad, todo es silencio.
En escasas ocasiones se escucha el motor de un auto o el cantar de un ave. Allí habita una joven que tiene un gusto por el ruido de los tambores.
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Se trata de Gabriela Espinosa, alumna del Instituto Superior Guayaquil, cuya fascinación por los instrumentos musicales no tiene límites.
Con 12 años, esta niña que cursa el primer año de secundaria se propuso una meta al iniciar el año lectivo: integrar la banda de guerra del plantel. El objetivo lo alcanzó a los dos días de haber comenzado las clases.
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“Fue cuestión de entusiasmo, me escogieron rápido”, dice.
En los últimos nueve meses, Gabriela ha aprendido a tocar el tambor. Pese a su delgada figura y corta estatura, manifiesta que nunca le ha pesado cargar el instrumento que ejecuta porque “lo llevo con orgullo”.
Es que para ella, integrar la banda es un sueño que tuvo desde que estaba en primaria.
Cuando estudiaba en la escuela Gran Colombia deseaba pertenecer a una de esas agrupaciones, pero esa institución no contaba con una de ellas. “Siempre veía los desfiles estudiantiles y me encantaba ver el show que ofrecían diferentes colegios”, relata.
Carmelina Villegas, directora del Instituto Superior Guayaquil, la define como una líder. “Pese a que es muy pequeña, se destaca en lo que hace. Siempre tiene ganas de aprender más. Creo que esa es una lección que puede darnos a los adultos, su entusiasmo”, afirma.
Esa atracción que siente por la música es apoyada por quienes la trajeron al mundo. Su madre, Zoila Párraga, es la que está pendiente de los avances de su hija. “Soy la primera en apoyarla porque sé que eso es lo suyo, siempre estoy atrás de ella”, comenta.
Expresa además, que junto a su esposo decidió no coartar el empeño que Gabriela le pone a su labor musical, sin que descuide sus estudios secundarios.
Ahora, Gabriela se plantea nuevos retos: convertirse en bailarina y aprender a tocar la batería. Sin embargo, su madre indica que tendrá que esperar un poco.
“Por el momento le damos a nuestra hija lo que está a nuestro alcance”, manifiesta.
PERSONAL
CARÁCTER
Su madre la define como una joven extravertida, responsable pero de carácter fuerte.
PASTELERÍA
La pastelería también llama la atención de Gabriela, pues estuvo en el taller de panadería y pastelería que se impartió en el plantel durante el año lectivo. “Me encantó porque conocí mucho del tema y quiero continuar aprendiendo más”, dice.