Rusia celebra este viernes la Navidad Ortodoxa en medio de un "megapuente" festivo con oficios litúrgicos por todo el país y con rezos de su Patriarca Alexis II por las víctimas de la tragedia terrorista de Beslán y la catástrofe del sudeste asiático.
Pasada la Nochebuena, a través de los once husos horarios que tiene Rusia empezaron oficios religiosos en todas las iglesias y monasterios del país y fuera de sus límites, como en la base de Belingshausen, en la Antártida, donde el año pasado se erigió el templo ortodoxo más meridional del planeta.
Los rusos festejan la Navidad según el viejo calendario juliano por el que todavía se rige la Iglesia Ortodoxa Rusa, a diferencia del Estado, que utiliza desde 1917 el moderno gregoriano, empleado alrededor del mundo y adelantado trece días a aquel.
Ante la presencia del primer ministro, Mijaíl Fradkov, y otras autoridades, el Patriarca ofició anoche la principal misa que marca ese día de Navidad en la moscovita Catedral de Cristo el Salvador, principal templo ortodoxo reconstruido tras la caída del comunismo.
El presidente ruso, Vladímir Putin, prefirió en cambio viajar a la región de Tver, a 150 kilómetros al norte de Moscú, para asistir discretamente junto a los creyentes locales a la misa celebrada en la iglesia de la Natividad de la Virgen de la aldea de Gorodnia.
En Moscú, más de 115.000 personas acudieron a las iglesias para asistir a misa, y 11.000 creyentes presenciaron la liturgia oficiada por el Patriarca, que se celebró en medio de "medidas de seguridad reforzadas" y tras ser registradas sus dependencias con perros adiestrados para detectar explosivos, según la Policía.
Con la interminable guerra en Chechenia, que en diez días se ha cobrado la vida de unas 200.000 personas, la sombra del terrorismo ha vuelto a marcar ese día festivo, con desmentidos del Ejército sobre combates de envergadura y la movilización de 300.000 policías por todo el país para patrullar las ciudades en Nochebuena.
En su mensaje a los creyentes con motivo de la Navidad, Alexis II dijo que 2004 fue "un año de duras pruebas" para Rusia y deseó a los habitantes "conservar el valor en esas circunstancias adversas".
El Patriarca aludió directamente a la tragedia de Beslán, en la república de Osetia del Norte, vecina de Chechenia, donde un comando terrorista suicida secuestró en septiembre en una escuela a 1.247 niños y adultos para reclamar el Kremlin el fin de la guerra.
La operación de rescate, lanzada por unidades antiterroristas y la policía local concluyó con la muerte de 330 rehenes, incluidos 186 menores, además de varios agentes y casi todos los terroristas.
Sin mencionar la guerra, Alexis lamentó el "sacrilegio cometido por los terroristas que atentaron contra los niños" y la "muerte de víctimas inocentes, desgracia y dolor que compartió todo el país".
Pero añadió que "esa terrible tragedia ha demostrado que el pueblo conserva sus ideales morales, pues ante el peligro de muerte muchas personas dieron nobles ejemplos de amor al prójimo y de sacrificio personal".
Alexis II lamentó asimismo "la catástrofe del sudeste asiático", donde más de 160.000 personas murieron y varios millones quedaron sin casas a causa del maremoto y los devastadores tsunamis que arrasaron las costas del océano Indico el pasado 26 de diciembre.
"Recemos para que la gracia divina nos dé fuerzas para superar el mal que nos acecha", señaló el Patriarca, quien felicitó a todos con motivo de la Navidad y deseó que 2005 "sea un año de paz y concordia" para Rusia y los demás países de la tierra.
La Navidad ortodoxa fue declarada día festivo en Rusia tras el colapso de la URSS en 1991 y se convirtió en un símbolo más del ímpetu religioso, que, auspiciado desde el poder, ha devenido en señal de la identidad nacional rusa.
La costumbre marca que los creyentes en esta jornada acudan a la iglesia y hasta que la primera estrella aparezca en el cielo sólo pueden comer "sochivo" (trigo cocido con miel y nueces), plato que ha dado a la Nochebuena el cariñoso apelativo de "Sochelnik".
Este año, por primera vez, la Navidad ortodoxa se celebra dentro de un largo puente de diez días festivos por la introducción de las "vacaciones de Año Nuevo", innovación que paraliza el país hasta el próximo martes, pero que continuará el jueves con el "Viejo Año Nuevo", según el mismo calendario juliano.
Según un reciente sondeo, este año iba a celebrar la Navidad el 59 por ciento de los rusos, porcentaje similar al de 1997 y 1998 (58 y 57 por ciento, respectivamente), años que desde el punto de vista económico fueron desfavorables para el país.
En cambio, entre 1999 y 2003, años en que mejoraron las espectativas económicas, el porcentaje de rusos que celebró la Navidad fue de entre el 67 y 74 por ciento.