La adquisición del fabricante ecuatoriano Cementos Selva Alegre por Lafarge es "coherente con la estrategia" del grupo francés, afirmó este martes una portavoz, que destacó la posición de mercado y las perspectivas de la nueva filial.
 
Selva Alegre, que tiene una cuota de mercado del 20 por ciento en el conjunto de Ecuador y más del 60 por ciento en la región de Quito, cuenta con "una fábrica muy bien situada" a 110 kilómetros al norte de la capital, en las cercanías de donde se prevé la construcción de un nuevo aeropuerto, destacó a EFE la portavoz.
 
Lafarge anunció ayer la adquisición del 99 por ciento del capital de la empresa ecuatoriana, cuya planta tiene una capacidad de producción de 640.000 toneladas, por "unos 130 millones de dólares".
 
Ese precio supone algo más del doble de los 57 millones de dólares facturados en 2004 por la compañía, que tuvo un margen bruto del 37,7 por ciento.
 
Los mercados no se manifestaron inquietos por lo pagado por el grupo francés, a la vista de que sus acciones se revalorizaron ayer en la Bolsa de París un 2,54 por ciento y de que hoy a las 15.00 hora local (14.00 GMT) subían un 0,48 por ciento suplementario.
 
Lafarge confía en que continúe la progresión del mercado ecuatoriano del cemento, que ha subido a un ritmo del 6 por ciento en los últimos ejercicios, y donde compite con el "número dos" mundial, el suizo Holcim, que es líder en el país sudamericano.
 
El grupo francés, que ya estaba presente en otros países latinoamericanos -Brasil, Chile, Honduras, México, Venezuela, las antillas francesas y la Guayana francesa- lleva a cabo una estrategia de "adquisiciones de tamaño medio", señaló la portavoz, que añadió que la empresa actúa "por oportunidades".
 
Latinoamérica aporta el 9,3 por ciento del resultado de explotación del grupo francés y el 6,2 por ciento de la facturación.
 
También insistió en que Ecuador "es un mercado muy sano, sin importaciones".