Un ejército de trabajadores humanitarios enfrentaba el martes una carrera contra el tiempo para distribuir alimentos y agua a millones de sobrevivientes del maremoto en Asia.
 
Los equipos de rescate tuvieron que desbloquear la pista de aterrizaje de un aeropuerto en Indonesia que se utiliza como un centro clave para los envíos de ayuda.
 
Un alto funcionario de las Naciones Unidas advirtió que la actual estimación de alrededor de 150.000 muertos aumentaría a medida que se hallen más cuerpos y que los sobrevivientes comiencen a enfermarse.
 
En la provincia de Aceh en Indonesia, la zona más castigada por el desastre, ya cundían las enfermedades como la diarrea.
 
El secretario de Estado norteamericano Colin Powell, en camino a una cumbre humanitaria mundial en Yakarta, Indonesia, que se realizará el jueves, aseguró que Washington ayudará a que millones de personas afectadas por el tsunami del 26 de diciembre reconstruyan sus vidas.
 
Pero también dijo que no se necesitará un esfuerzo como el Plan Marshall, la iniciativa de Estados Unidos para la reconstrucción europea después de la Segunda Guerra Mundial.
 
El funcionario estadounidense buscó contrarrestar las críticas que recibió Washington poco después del maremoto, cuando el gobierno estadounidense fue acusado de actuar con lentitud y de ser "tacaño" con la ayuda.
 
Powell dijo a los reporteros en la arrasada isla turística de Phuket: "El presidente (estadounidense George W.) Bush está decidido a hacer todo lo que podamos para ayudar a Tailandia".
 
La magnitud de la ayuda internacional, que ahora asciende a un total de 2.000 millones de dólares, es "realmente abrumadora", dijo el coordinador de ayuda de emergencia de la ONU Jan Egeland.
 
Pero el esfuerzo de ayuda humanitaria, uno de los mayores de la historia, enfrenta enormes obstáculos, nueve días después de que el sismo de magnitud 9,0, el mayor en 40 años, provocara enormes olas que azotaron a las costas del Océano Indico.
 
Un obstáculo se pudo superar el martes por la noche cuando los equipos de salvamento arrastraron un avión de carga que había quedado inmovilizado y lo sacaron de la pista de aterrizaje de Banda Aceh, capital de la devastada provincia indonesia de Aceh, en el extremo norte de la isla de Sumatra.
 
El aeropuerto ha estado recibiendo constantemente vuelos con ayuda. La carga estaba siendo retirada de los aviones por soldados de Estados Unidos, Australia, India, Malasia, Singapur y Alemania.
 
En tanto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dijo que cada vez es mayor el temor a que se produzca un brote de enfermedades como el cólera y la malaria entre los 5 millones de personas que quedaron desplazadas en toda la región.
 
"Es una carrera contra el tiempo", dijo la OMS en un reporte.   
 
Ya hay infectados 
 
La OMS, una agencia de la ONU, dijo que en Aceh ya estaban surgiendo casos de neumonía, diarrea, malaria y enfermedades cutáneas. También reportó casos de gangrena, en una población de sobrevivientes que no fue tratada con suficiente cuidado, y que ha estado expuesta al agua contaminada.
 
En la costa de Aceh, mujeres cargando bebés y hombres desesperados se agolpaban alrededor de un helicóptero de la marina estadounidense luchando por raciones de alimentos y agua.
 
"Señor, ayuda por favor. Señor ayuda por favor", gritaban algunos habitantes a un reportero extranjero. "Necesitamos comida y medicamentos", suplicaban.
 
Casi 400.000 personas se convirtieron en refugiados y 94.081 personas fueron confirmadas como muertas en Indonesia. El número de fallecidos podría aumentar a medida que los rescatistas llegan a áreas inaccesibles hasta el momento debido al colapso de puentes y a carreteras anegadas.
 
En Meulaboh, una ciudad costera de Aceh que quedó aislada del mundo durante una semana después del tsunami, una unidad médica militar de Singapur estableció el lunes una tienda de tratamiento con 33 personas a cargo.
 
Un equipo de cirugía atendió a 150 pacientes en las primeras cuatro horas, la mayoría de ellos con enfermedades infecciosas no especificadas, además de heridas, diarrea e infecciones respiratorias, dijo el coronel Edwin Lou, líder del equipo.
 
"Las tasas de bajas en Meulaboh desafían la imaginación", dijo Aitor Lacomba, director indonesio del grupo de ayuda International Rescue Committee. "Allí hay decenas de miles que necesitan asistencia inmediata".
 
En Sri Lanka, el segundo país más afectado, con 30.000 muertos confirmados, fuertes lluvias volvieron a caer el martes en las regiones del este, inundando campos que albergan a cientos de miles de personas que quedaron sin techo.
 
Egeland, de la ONU, dijo que el total de muertes confirmadas estaba en torno a 150.000.
 
"Hay muchos, muchos más desaparecidos o cuyos nombres desconocemos. Especialmente en la costa de Sumatra", dijo, y agregó que la cuenta allí podría subir en decenas de miles.   
 
50.000 niños

 
UNICEF, el fondo de la ONU para los niños, estimó que unos 50.000 niños habían fallecido, y que decenas de miles quedaron huérfanos.
 
Los líderes mundiales, entre ellos el primer ministro japonés Junichiro Koizumi, el primer ministro chino Wen Jiabao, el secretario general de la ONU Kofi Annan, además de Powell, tenían previsto reunirse el jueves en Yakarta para conversar sobre cómo coordinar el complejo plan de ayuda.
 
También considerarán la posibilidad de establecer un sistema regional de advertencias de tsunami.
 
Mientras que el costo en vidas humanas es aterrador, los analistas dicen que el impacto económico será relativamente ligero. El desastre afectó principalmente a las áreas costeras, y la pesca y el turismo contribuyen relativamente poco a las economías de la región.
 
La información de que el Club de París de naciones occidentales acreedoras estaba considerando una moratoria para la deuda de los países afectados por el tsunami fue recibida con cautela por el ministro de Finanzas de Indonesia Jusuf Anwar.
 
"Si la moratoria viene acompañada de condiciones complicadas, será difícil" dijo Anwar a los reporteros. "Veremos cuáles son las condiciones".