Con protestas y en medio de divergencias políticas, los panameños conmemoraron ayer  quince años de la intervención armada de Estados Unidos, que condujo al derrocamiento del ex gobernante militar Manuel Antonio Noriega.

Héctor Ávila, dirigente de los damnificados de la invasión, criticó el hecho de que el gobierno de EE.UU. todavía no  indemniza a las familias de los 470 muertos reconocidos oficialmente por la Comisión Evaluadora de la Organización de Estados Americanos (OEA).

El 20 de diciembre de 1989, 26.000 soldados de la Marina norteamericana invadieron Panamá para detener a Noriega, acusado de narcotráfico y otros delitos.

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En la operación Causa Justa, varios barrios de la ciudad de Panamá, en los que se suponía que había bases de las milicias (leales a Noriega) fueron bombardeados por la artillería estadounidense.

La invasión se produjo luego que Noriega anulara los comicios de 1989, fracasaran las negociaciones para que abandonara el poder y su régimen cometiera violaciones a los derechos humanos.

El 31 de diciembre de 1999, EE.UU. dejó sus bases militares en el istmo y dejó el control del canal a Panamá.