Los paramilitares de ultraderecha, que entregaron sus armas en una conflictiva región del noreste de Colombia, devolvieron haciendas, negocios y hasta mulas expropiadas ilegalmente en medio de su guerra contra la guerrilla izquierdista, lo que despertó sorpresa y cuestionamientos ayer  en los círculos políticos del país.

El Bloque Catatumbo de las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) devolvió el fin de semana 105 fincas (6.637 hectáreas), 58 inmuebles, 10 lanchas y 45 mulas, un hecho sin antecedentes en el país y el hemisferio, según la OEA.

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Analistas y políticos opinaron que puede tratarse de una estrategia de las AUC para generar confianza en el proceso de paz en Colombia y la comunidad internacional y crear condiciones para que el Congreso apruebe una ley que les permita solucionar los problemas jurídicos de los jefes paramilitares acusados de delitos atroces como asesinatos, masacres, secuestros y tortura.

“Yo creo que estas fincas son solamente una parte de las propiedades de estos grupos y me parece que lo hacen sobre todo como una forma de presionar un trato benigno de parte del Congreso en la elaboración de la ley de verdad, justicia y reparación”, dijo el analista Alfredo Rangel.

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Grupos de derechos humanos temen que el gobierno y el Congreso terminen indultando a los líderes paramilitares, lo que abriría el camino a la impunidad.

El senador del izquierdista Polo Democrático, Antonio Navarro, quien perteneció a la desmovilizada guerrilla del M-19, dijo que aunque es un acto de devolución que va en la dirección correcta,  “no puede convertirse eso en una especie de mecanismo para encubrir propiedades que no han sido entregadas”.