Un grupo de piqueteros (desocupados) se instaló ayer frente a un local de McDonalds en el centro de Buenos Aires y pidió alimentos para 50.000 niños pobres para luego retirarse con la promesa de que la firma escucharía su reclamo.
“Queremos que en cada provincia se distribuya a los hijos de las familias pobres esas cajitas con los combos para los chicos”, dijo Raúl Castells, líder del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados.
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Castells dijo que los directivos de la empresa se habían comprometido a dialogar con él si despejaban las puertas del local, lo que hizo desistir a los desocupados de acampar frente al negocio en señal de protesta.
Argentina padeció en el 2001 una profunda crisis económica, política y social que llevó a más de la mitad de sus 36 millones de habitantes a vivir en la pobreza y cerca del 15% de su población activa no tiene empleo.
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En junio pasado, Castells y sus seguidores ocuparon locales de McDonalds en Buenos Aires, lo que llevó al gobierno a extremar las medidas de seguridad.
Aumento salarial
El gobierno decidió ayer dar un nuevo aumento salarial a trabajadores públicos y privados, con el objetivo de incentivar el consumo de su empobrecida población y limar un superávit récord que es buscado por los acreedores de la deuda del país.
Este año culminará con un extraordinario saldo positivo fiscal en Argentina, que las autoridades han distribuido en parte en sucesivos aumentos de los pagos a empleados, pensionados y desocupados.
Casi la mitad de los 36 millones de habitantes de Argentina vive por debajo de la línea de la pobreza. Los trabajadores privados recibirán una mejora de 100 pesos (34 dólares) no remunerativos.
En los servidores públicos, el aumento será para quienes cobren hasta 1.250 pesos mensuales (421 dólares).