El inglés de Paz Vega deja que desear, pero su ‘spanglish’ es perfecto en la comedia del mismo título, dirigida por James L. Brooks, en la que la actriz española ha dejado a Hollywood con la boca abierta.

“Supongo que cuando no entiendes desarrollas más otros sentidos, analizas los gestos, las caras, los sonidos, el tono de voz”, confiesa esta actriz, que llegó a Los Ángeles hace un año con su maleta y su papel en la mano, pero ni una palabra de inglés.

Aun así contaba con una buena carta de recomendación, porque incluso en Hollywood muchos recordaban a esta sevillana de 28 años por toda la carne que puso en el asador con la película de Julio Medem, Lucía y el sexo.

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Brooks estaba entre sus admiradores y después de recorrer 15 países de habla hispana a la búsqueda del personaje central de Spanglish encontró a su Flor el día que finalmente se pudo entrevistar con Vega.

En Spanglish, la actriz interpreta a una joven madre mexicana que llega a Estados Unidos sin saber el idioma pero buscando lo mejor para su hija. Una trama donde el responsable de Mejor... imposible o La fuerza del cariño se fija en tono de comedia realista en las relaciones madre e hija, las diferencias entre hispanos y angloparlantes y los problemas de la asimilación económica y cultural.

Se trata de la primera película de Brooks en siete años, fruto de la observación durante un centenar de conversaciones con madres hispanas en Los Ángeles, hablando de sus vidas, su viaje en clase económica al norte de la frontera y sus esperanzas de futuro.
 
Si al comienzo del rodaje Vega no hablaba nada de inglés, tampoco ayudó mucho que Brooks no hablara nada de español. Fue una incomunicación verbal de la que se alimentó una comedia que pese al numeroso diálogo en castellano no hace uso de un solo subtítulo y, fiel a la realidad, la mayor parte de las traducciones las hace la hija de Flor, papel que tiene Victoria Luna.

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Los primeros pases de esta cinta, que se estrenará el próximo día 17, han sido recibidos con admiración, dedicando especial atención al trabajo de Vega, a quien a falta de otro calificativo la tachan como la próxima Penélope Cruz.

Vega recibe todos los halagos con buen humor y la ilusión se le nota en los ojos, aunque no está tan segura de si su corazón está en Los Ángeles.

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En su opinión tampoco hay tanta diferencia entre la forma de trabajar en el cine en España o en Hollywood más allá del tamaño, porque, como recuerda entre carcajadas, “aquí todo es a lo grande”.

“Pero antes que nada tendré que aprender inglés”, recuerda con cautela y un marcado acento andaluz en sus palabras.