El primer ministro interino iraquí, Iyad Alaui, se reunió hoy en Bagdad con líderes políticos, tribales y religiosos para tratar de alcanzar la "unidad nacional" con vistas a las elecciones del 30 de enero próximo.
A las conversaciones, mantenidas en el recinto fortificado de la "Zona Verde", en el oeste de la capital, asistieron una veintena de representantes de las tribus de la provincia de Al Anbar, feudo de la insurgencia en Irak, así como dirigentes políticos y religiosos.
Los participantes discutieron con el jefe del Gobierno interino sobre las medidas de seguridad que se deberán aplicar para proteger a los votantes durante los comicios y la necesidad de que todas las facciones se inscriban en el proceso político que se iniciará en el país a partir del 30 de enero.
En declaraciones difundidas anoche por la televisión local, Alaui insistió en que "Irak está abierto a todos" y que prueba de ello son las reuniones que ha mantenido en los últimos meses con importantes personalidades iraquíes en Reino Unido, EEUU y Jordania.
Además, el primer ministro de Irak viajará esta tarde a la capital jordana, donde mañana se entrevistará con otros jefes tribales en el exilio, según anunció hoy el ministro de Asuntos Exteriores, Hoshyar Zibari.
Puntualizó que el jefe del Gobierno interino sólo se entrevistará en Ammán "con los líderes tribales que no estén relacionados con el Partido Baaz, que no apoyen al anterior régimen -Sadam Husein- y no estén involucrados en crímenes contra civiles iraquíes".
"Aquellos que hayan tomado parte en las conversaciones de Bagdad o vayan a participar en las de Ammán deberán aceptar atenerse a los mecanismos establecidos por el Gobierno y denunciar la violencia y los asesinatos", indicó.
El reino hachemí se ha convertido en el principal refugio de los opositores al Gobierno provisional iraquí y de los partidarios del régimen baazista que huyeron de Irak al inicio de la guerra, en marzo del año pasado.
Entre ellos destaca Sadoun Hamadi, último presidente del Parlamento del régimen de Sadam Husein, así como su ministro de Sanidad, Omeidd Medhat Mubarak, además de las dos hijas del depuesto presidente, Raghad y Rana, y los hijos de estas últimas.
Con esta serie de reuniones, sin precedentes en Irak desde que el nuevo Ejecutivo accedió al poder, en junio pasado, las autoridades iraquíes pretenden conseguir el máximo consenso político con vistas a la celebración de las elecciones.
Pero no todos los partidos políticos iraquíes están de acuerdo con la fecha de la convocatoria electoral, así como con los métodos utilizados por el Gobierno provisional para tratar de estabilizar el país antes de los comicios.
Más de una quincena de partidos, entre ellos algunos de los más relevantes del país, firmaron el pasado fin de semana un documento en el que pedían un aplazamiento en la celebración de las elecciones para no marginar del proceso a la población suní de las provincias del noroeste de Bagdad.
El Ejecutivo, apoyado por políticos y religiosos chiíes, rechazó la propuesta y aseguró que la mayoría de la población acudirá a las urnas el día previsto.
Además, el Partido islámico de Irak, único suní en el Gabinete, anunció la pasada semana su salida del Gobierno como protesta por la ofensiva militar lanzada por EEUU contra la ciudad de Faluya, donde en las tres últimas semanas han muerto miles de insurgentes.
"Alaui no sólo permite que las fuerzas multinacionales ataquen ciudades sino que defiende las atrocidades cometidas por las tropas de EEUU contra los civiles", afirmó recientemente Abdelsalam Al Kubeisi, clérigo del Comité de Ulemas, la institución suní más respetada de Irak.