Dos biólogos norteamericanos afirman que el ser humano desciende del corredor de fondo en un estudio comparativo de la anatomía del hombre moderno, de sus ancestros y de animales publicado el jueves por  Nature.
 
Según Denis Bramble, de la Universidad de Utah, en Salt Lake City (EE.UU.), y  Daniel Lieberman, de la Universidad Harvard, en Cambridge (Massachusetts), los  orígenes de nuestra propia anatomía, caracterizada en particular por piernas largas y poderosas, deben buscarse entre los primeros representantes del género Homo, obligados a recorrer rápidamente largas distancias en la sabana africana.
 
Estos dos científicos sostienen que fue persiguiendo a sus presas, como  cazadores, para poder alcanzarlas con proyectiles de corta distancia, o al  esforzarse para llegar antes que los buitres y las hienas a un animal muerto, que el hombre desarrolló esta aptitud.
 
De acuerdo con Bramble y Lieberman, bajo el efecto de la selección natural nuestros ancestros comenzaron a tomar formas que desembocaron en el cuerpo humano actual, adaptado no sólo a la marcha bípeda, sino sobre todo a la carrera de resistencia.
 
Esta etapa de la evolución habría sido franqueada hace dos millones de  años.
 
Bramble y Lieberman afirman que detectaron rastros en algunos esqueletos atribuidos a la especie Homo Habilis y sobre todo en los del Homo Erectus, más modernos.
 
Los dos biólogos registraron en total 26 rasgos anatómicos aptos para  aumentar la adaptación a la carrera, como los tendones largos y los ligamentos de las piernas, la estructura de los pies y los músculos que estabilizan al  tronco.
 
"En la actualidad, la carrera es principalmente una forma de ejercicio y distracción, pero sus raíces pueden ser tan antiguas como el género humano y  haber contribuido considerablemente a la formación del cuerpo humano", resumen  los dos científicos.
 
Esta hipótesis es rebatida por la antropóloga francesa Yvette Deloison, especialista en la locomoción de los homínidos y conocida sobre todo por su teoría según la cual la marcha erecta surgió en los primates mucho antes de que apareciera en los ancestros directos del hombre.
 
"Para evaluar su capacidad de resistencia, Bramble y Lieberman comparan a  bípedos y cuadrúpedos, que representan dos modos de locomoción completamente  diferentes y por lo tanto imposibles de comparar", declaró Deloison al ser interrogada por la AFP.
 
"El hombre está construido anatómicamente para la marcha. Por otra parte,  en lugar de poder seguir a sus presas en distancias largas, los primeros humanos tenían sin duda más necesidad de escapar rápidamente de los  predadores", sostuvo esta experta del Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia.