Las fuerzas estadounidenses bombardearon y cañonearon este jueves con gran intensidad el flanco meridional de Faluja, donde los soldados intentan acorralar a los insurgentes en una estrecha franja en el cuarto día de la ofensiva. 
 
Los militares estimaron que unos 600 insurgentes han muerto en la ofensiva pero reconocieron que la exitosa toma de la ciudad no logrará desarticular la insurgencia iraquí. 
 
Dieciocho militares estadounidenses y cinco soldados iraquíes han muerto en combate en la ofensiva, dijo a reporteros en Faluja el comandante del operativo, el mayor general Richard Natonski. 
 
Además, 178 militares estadounidenses y 34 iraquíes han resultado heridos, según un comunicado del mando norteamericano en Bagdad. 
 
Más reservistas del ejército y de los infantes de marina han muerto en Iraq desde el inicio de la ofensiva que en cualquier periodo similar desde el inicio de la invasión en mayor del 2003. 
 
Por lo menos nueve reservistas murieron el lunes, según un cálculo de The Associated Press. Seis eran de la infantería de marina, dos de la Guardia Nacional y dos del Ejército. 
 
La tropa estadounidense, a punto de copar por completo Faluja, se ha topado con bolsones de resistencia, algunos de ellos de gran dureza. Los insurgentes han intentado abrir un segundo frente en otros puntos de Iraq e incluso secuestraron a tres familiares del primer ministro Ayad Alaui. Sostienen, además, que capturaron a 20 soldados de la Guardia Nacional iraquí en Faluja. 
 
Por otra parte, dos aviones con unos 90 soldados heridos partieron el jueves rumbo al hospital militar de Landstuhl, en Alemania. En ese centro se encuentran otros 125 soldados heridos en la ofensiva de Faluja. 
 
Los mandos militares advirtieron que la cifra de 600 insurgentes muertos en Faluja es solamente un cálculo aproximado. De 1.200 a 3.000 combatientes se encontraban al parecer atrincherados en la ciudad antes de la ofensiva. El jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Richard Myers, dijo el jueves que   centenares y centenares de insurgentes han sido abatidos o capturados. 
 
El número de bajas civiles en la ciudad no es conocido. Casi todos los 200.000 a 300.000 residentes de la urbe huyeron al parecer antes de la ofensiva. El resto se encuentra en sus casas sin electricidad durante días de intensa lucha, y al parecer andan escasos de alimentos.