El actor irlandés Pierce Brosnan lo tiene todo: amor, dinero y belleza, pero su deseo sería pasar desapercibido, al menos tanto como es posible para alguien que ha interpretado en la pantalla a James Bond.

“Es difícil,  es muy difícil pasar desapercibido para alguien que ha sido James Bond”, confiesa Brosnan, quien  estuvo al servicio de Su Majestad británica en las últimas cuatro entregas del agente 007.

Tampoco es fácil pasar desapercibido cuando su rostro empapela las marquesinas de los teatros como reclamo de su próximo estreno, After the Sunset, una cinta de aventuras que se estrenará el próximo viernes en Estados Unidos y donde Brosnan se pasa al otro lado de la ley.

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La cinta, dirigida por Brett Ratner, es lo que Brosnan describe como “un filme sencillo, para todos los gustos.
Nada pretencioso”.

Una descripción que le encaja al actor como anillo al dedo: es un hombre sencillo que a sus 51 años es del gusto de todos, sobre todo por su falta de arrogancia.

A él lo que le gusta es actuar, “la adrenalina de poner un proyecto en marcha” y de encontrar al grupo de gente adecuado, como es el caso de la mexicana Salma Hayek en After the Sunset.

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Y, “con algo de suerte”, contar también con una audiencia que aprecie su trabajo. Una suerte que le ha acompañado desde que comenzó su carrera, cuando nada más llegar a los Estados Unidos se convirtió en el detective tan sofisticado como inepto de la serie Remington Steele.

La suerte se transformó en maldición, ya que sus compromisos con esta serie impidieron que Brosnan fuera el nuevo Bond cuando Roger Moore tiró la toalla.

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Era un trabajo para el que estaba predestinado y una década más tarde la fama de Brosnan en la gran pantalla saltó a la estratosfera al asumir finalmente el papel de Bond en GoldenEye.

“La actuación es mi gran pasión y tengo la fortuna de seguir en el juego”, acepta con un cierto relajamiento paradisiaco, actitud a la que contribuyen los aires de las Bahamas, donde rodó After the Sunset.

Como buen isleño, a Brosnan le van estos aires y en lugar de centrar su residencia en Los Ángeles, prefiere la tranquilidad de otras islas, las de Hawai, para echar raíces con su familia. 

La tranquilidad no está reñida con la incesante actividad de su productora, Irish Dream Time, con la que  rodó Evelyn, Laws of Attraction y está a punto de concluir la filmación de Matador.

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A pesar de la planta taurina de Brosnan, al que uno puede imaginarse sin problemas en traje de luces, Matador tiene poco que ver con el mundo de las corridas de toros y más con el de los asesinos a sueldo, pero en tono de comedia.

Lo que tuvo poco de cómico fue su paso por México, con un rodaje donde debió estar escoltado continuamente.