Adán y Eva (Suecia, 1996) pone en jaque al espectador, en los primeros minutos de proyección en el marco del festival Eurocine, que se exhibe en la sala Ocho y Medio. Un joven y heroico bombero salva a una doncella rubia de morir en un incendio... es amor a primera vista. Pero ni bien termina la secuencia, aparecen los créditos. No han pasado ni siquiera 5 minutos.
El recurso es convincente para entender que las historias nunca terminan con la muletilla del final feliz.
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Luego del espectacular rescate, aparece en caracteres la frase “cuatro años después...”, en español y en sueco. Y desde allí realmente comienza la historia, ¿o continúa? Quizá, las dos cosas: Adán (Björn Kjellman) odia cada palabra de Eva (Josefin Nilsson). Y viceversa.
Con esta novedosa forma de atrapar al auditorio, la película toma su verdadero propósito: ser una comedia con mucha ironía. Se podría decir que utiliza una ironía ‘deliciosa’, típicamente escandinava, que llega directo a donde deseaba, un tanto diferente a la ironía latinoamericana que sería, más bien, ‘sabrosa’, un poco más sutil.
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Ese componente hace que el festival Eurocine llegue a la médula de su propósito, mostrar las diferencias culturales en Europa. Sin embargo, el argumento de Adán y Eva (dirigida por Hannes Hola) refleja que las pasiones humanas van más allá de las culturas o la economía: tanto en la región escandinava o en Sudamérica hay infidelidad, hay miedo al compromiso, las parejas ya no quieren tener hijos.
El tono relajado, que saca carcajadas del público (quizá más de uno se vio retratado, en la secuencia en la que Eva casi descubre a Adán con la niñera de uno de sus mejores amigos) hace que los 95 minutos que dura la cinta pasen pronto.
Esta clase de comedias no utilizan los parámetros clásicos hollywoodenses, pues no tiende a lanzar juicios de valor tan descaradamente, no utiliza argumentos maniqueístas para indicar qué es bueno o malo. No deja moralejas.
En Guayaquil, este filme se exhibirá por una sola ocasión, el próximo viernes 12 de noviembre, a las 19h00, en el MAAC Cine. A divertirse entonces, sin miedo a ser adoctrinado: Adán y Eva, más allá del bien y del mal.