El músico cubano Ibrahím Ferrer concluyó con un apoteósico concierto en el Royal Festival Hall de Londres su gira Buenos Hermanos 2004, tras la que se retirará para cumplir su sueño de grabar un disco íntegro de boleros que escogerá él mismo. A los 77 años, este artista, uno de los más emotivos del exitoso proyecto Buena Vista Social Club, levantó al numeroso público de sus asientos repetidas veces y demostró que aún le queda mucha energía y vitalidad.

Tras un tema instrumental a cargo de una orquesta de 17 músicos, la mayor parte de ellos pertenecientes a la originaria del Buena Vista, Ibrahím Ferrer salió el pasado lunes al escenario con más entusiasmo que el de todos sus músicos juntos y empeñado en que ni el cansancio ni los problemas de oído le estropeasen la velada.

Durante las casi dos horas y media que duró el concierto, Ferrer, con su inseparable gorra, esta vez de color violeta, tocó la mayor parte de los temas de Buenos Hermanos, su segundo y último disco en solitario, como No tiene telaraña, Oye mi consejo o Mil congojas. A ese disco también pertenecen otras dos canciones que forman parte de las preferidas del artista: Mi música cubana, dedicada a los grandes músicos de su tierra, y Hay que entrarle a palos a ese, que Ferrer ya cantaba cuando era joven.