Sucedieron cosas y casos increíbles en el último proceso viciado de acciones que dejan mucho de desear.

Aunque usted no lo crea, habíamos sido designados vocales en una Junta Receptora del Voto, pero, ilógicamente, nos tocó sufragar en otra mesa. Se nos entregó una inmensa cantidad de papeles innecesarios; lo único que consiguió fue confundirnos más.

No se encontraban numerados los votos como deberían ser, lo que dio paso a que no garantizaran la transparencia del acto. El principio elemental del voto secreto fue pisoteado, porque los biombos eran  simple cartones a la vista de todos, asimismo las urnas también eran de cartón.

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No se justificó la votación separada entre hombres y mujeres, lo único que se logró fue la desorientación; en muchos casos teníamos que llevar a nuestra consorte y familiares a otro recinto electoral; las letras de los apellidos que constaban como guía dada por el TSE y que la  pegaron a la pared, eran muy pequeñas.

La confusión fue total; en definitiva seguimos votando en la forma más rudimentaria. Frente a las disposiciones dispuestas por el TSE, traigo a colación la voz orientadora de monseñor Leonidas Proaño cuando nos decía: “No todo lo justo es legal, ni todo lo legal es justo. Busquemos una nueva justicia, una nueva legislación; en definitiva, una nueva democracia”.

Lcdo. Ricardo Ordóñez J.
Guayaquil

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A decir de los observadores extranjeros, las elecciones seccionales del 17 de octubre fueron normales, a pesar de los acontecimientos negativos de diferente índole; posiblemente tomaron como parámetros para emitir ese criterio, lo experimentado en otros países de la región.

Pero al ser miembro de una Junta Receptora del Voto vi aparecer más problemas de forma que de fondo, esto último porque los documentos elaborados por el Tribunal Electoral estuvieron bien para usarlos durante el sufragio y  proporcionar los datos reales de la voluntad del pueblo.

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En cuanto a la forma, debe haber más cuidado en el futuro, nombrando coordinadores bien capacitados, con personalidad, buen criterio, para que se revistan de autoridad y puedan resolver los problemas antes y durante el día de las elecciones, como supervisar que los locales reúnan condiciones de comodidad para los integrantes de las juntas, ya que muchos trabajamos en penumbra.

Fue denigrante ocupar esos cargos por el vejamen al que  es sometido. Los coordinadores deben ser responsables de que los votantes estén bien informados mucho antes del día de las elecciones, respecto a cambios de recinto electoral, publicándolos.

Debe escogerse con mejor criterio los miembros de la Junta Receptora del Voto para que asistan puntualmente, ya que muchos no acuden porque saben que no serán sancionados al no tener un trabajo en razón de dependencia, siendo reemplazados por personas improvisadas. Además, que el presidente y secretario sean más instruidos en el manejo del material del escrutinio para evitar necedades y prolongar injustificadamente el tiempo de entrega de resultados luego del escrutinio que se realiza en cada junta.

Arq. Rodolfo López Osorio
Guayaquil

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