Yuta Minagawa, un niño de dos años de edad, fue rescatado ayer con vida en una dramática operación de salvamento tras haber sido encontrado vivo con su madre y su hermana dentro de un automóvil enterrado bajo las piedras y el lodo, cuatro días después del terremoto que devastó el centro de Japón el pasado fin de semana, que dejó 31 muertos y más de 2.500 heridos.

La madre del niño, Takako Minagawa de 39 años falleció, pero su otra hija, Mayu, de tres años, seguía anoche bloqueada en la grieta.

Publicidad

Unos diez socorristas lograron el miércoles abrir un paso entre las piedras  para establecer un contacto con la familia. Japón siguió durante todo el día este drama retransmitido en directo por televisión.

Un nuevo terremoto de 6,1 grados en la escala de Richter sacudió ayer el centro de Japón, que dejó 20 heridos y sembró el pánico.