El cantante  dominicano de merengue y bachata, incluyó
tres temas evangélicos en su recital.

A las 21h22, después de una protesta con chiflidos y gritos de parte de un público ansioso de bailar y cantar, se apagaron las luces y la vez se encendieron tres pantallas gigantes en el coliseo Rumiñahui. Durante 10 segundos se escuchó la voz de Juan Luis Guerra, mientras corría un video donde se apreciaba imágenes del cielo. Para los asistentes estaba claro que sobre el escenario ya estaba el cantante dominicano y su grupo 4.40.

Guerra no actuaba en el país desde hace 12 años. Y en su presentación del sábado pasado, que duró dos horas, interpretó 23 de sus éxitos que repasaron su trayectoria de 20 años.

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Pero antes actuó el grupo local La Grupa, durante 20 minutos, que incluyó su éxito Qué bonita É.

El calor de la fiesta a ritmo de bachata, merengue y balada, pasó sin problemas por diversos niveles de euforia, inició con A pedir su mano, siguió con Visa para un sueño, El costo de la vida, Vale la pena. Con esa primera parte del repertorio, el Rumiñahui resultó pequeño para quienes deseaban bailar con más espacio. Nadie se quedó sentado.

El cantante, que popularizó el ritmo de la bachata, llegó con todas las energías y con un show bien armado. Sin que nadie se diera cuenta puso a los eufóricos danzantes a suspirar. Fueron segundos, pusieron una silla, le pasaron su guitarra y condujo al público a pensar en el amor con las letras de Quisiera, Amapola y un popurrí de varias baladas al que Guerra le llamó Veinte años igual que su gira que continuará en Colombia, Panamá, Venezuela y España.

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La imagen del merenguero dominicano era la misma de hace 12 años: boina y barba características. A eso le agregó una excelente afinación vocal y buenas letras, que se notaron más en canciones dedicadas a Jesucristo, entre ellas Para ti y Por mí, al tiempo que proyectó en la pantalla un versículo de Juan 3:16.

Guerra fue el mismo, como cantante merenguero o como el evangélico. Gustó en ambos géneros.

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El único nuevo éxito que incluyó en su repertorio fue Pa que lo piques.

Guerra no necesitó de muchas palabras para establecer la conexión con el público. Le bastó pequeñas introducciones en ciertos momentos y un buen sonido. El instante más intenso llegó cuando cantó Como abeja al panal, entonces hasta los vendedores de comidas rápidas se detuvieron para escucharlo.

Los integrantes del grupo de Guerra con camisetas negras y blancas estampadas con los números 4.40 demostraron sus destrezas en el baile.

Guerra se despidió del público cerca de las 23h00, amagó con irse.

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“No puede irse sin cantar Woman del Callao y La hormiguita, reclamó una pareja, que estaba entre el público y prefirió el anonimato.

El dominicano complació al público con ambos éxitos, más  Te regalo una rosa, constituyeron el set de despedida. 

Antes de esta última canción, Guerra preguntó que si alguien quería que él le mandara un mensaje a su pareja por teléfono.
Martina fue la afortunada, ella acercó el celular al artista y este interpretó la canción, que ella le dedicó a su Víctor (no precisaron apellidos).

A las 23h20 del sábado pasado, ya no había nada más que pedirle a Guerra, también tío de Amelia Vega, la Miss Universo 2003. Se fue, mientras el público le deseaba suerte para el resto de su gira.