La Casa de la Cultura hará hoy un homenaje, a las 19h30,  a este escritor que ha sido postulado al premio Miguel de Cervantes 2004. El encuentro será en Café Barricaña.

Su voz suena suave, pausada, serena. Quizá un poco apagada debido a que está convaleciente. Pero también se escucha atenta. Y firme.  

Bajo este ritmo (de voz), el escritor ambateño Jorge Enrique Adoum, de 78 años, dice  que luego de la postulación   al Premio Miguel de Cervantes 2004 en mérito a su obra literaria,  siente como que si no hubiera pasado nada.  Sigue su vida y  trabajo igual que antes, pero a la vez es un honor –aclara– no solo por la postulación, sino porque en ella han participado instituciones culturales del país, como la Casa de la Cultura Ecuatoriana.

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Pregunta: ¿Qué representa para usted esta postulación, a la que por primera vez Ecuador tiene un representante?
Respuesta: Creo que es importante porque al fin a alguien se le ocurrió hacer algo para que Ecuador figure entre los países, algunos de cuyos escritores hemos sido postulados. Eso es para mí lo más importante.

P: Usted es un declarado hombre de izquierda, ¿qué tanto influyó en su obra literaria las convicciones políticas que ha tenido siempre?
R: Totalmente, son una sola cosa. Tanto la escritura como la política van juntas. No se pueden separar. El ser humano no puede decir aquí es lo político, aquí es lo humano. La política no es un saco que uno se pone para ir a una reunión. Está en la manera de ser.

P: Ecuador amargo fue su primer libro publicado en 1948, ¿tiene aún nuestro país las mismas amarguras de esa época?
R: El Ecuador es un país amargo.

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P: ¿Qué amarguras conserva?
R: La mediocridad política, la falta de honestidad y la estupidez en todos los niveles.

P: ¿Alguna vez estuvo tentado de volverse, digamos, panfletario, en pro de las causas políticas que profesa?
R: El panfleto es inútil, no sirve para nada.

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P: Usted fue secretario particular de Neruda, y siempre declaró que luchó para vencer la influencia nerudiana en su obra poética, ¿con qué influencia nerudiana no luchó?                                                                                                  
R: Yo luché contra todas, porque primero consciente de las influencias de alguien que respeto, me vi involucrado en el universo Neruda. El error mío fue vivir en ese universo.

P:
¿Error?
R: Claro, ahí vino la influencia. Yo debí haber esperado a separarme de él, por lo menos físicamente, para comenzar a escribir. De allí hablar permanentemente de la influencia Neruda es un absurdo. Se trata de un libro publicado a los 27 años. Luego hay 30 libros más.

P: ¿Con qué obra maduró como escritor?                                                                              
R: Con todas.

P: Por ejemplo, el libro Entre Marx y una mujer desnuda es...
R: El primer paso en la narrativa y el intento de otra escritura.

P: ¿Y el Amor desenterrado...?
R:  Me motivó a escribirlo el hecho histórico. Hice una interpretación del hecho con las perspectivas a hoy día y a futuro.

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P: ¿Cree en el amor eterno?
R: Llamamos amor a cualquier frase de sentimiento. Es eterno desde el punto de vista del que debe haber existido entre los primeros seres de la humanidad, pero hay una percepción distinta en cada época.

P: ¿Usted es un gran poeta,  sin embargo se lo conoce más por sus novelas o sus escritos  sobre la actualidad... ¿La poesía pasó de moda?  ¿Es elitista?
R: En general, en toda la humanidad podría decirse la poesía tiene menos clientes, menos amantes.  La gente prefiere una novela a un libro de poemas. La novela, la narración es más fácil leer, porque no necesita de mayor interpretación.

P: Pero, ¿es elitista?
R: En ciertos puntos de vista. Pero uno de centenares de jóvenes de colegios de clase media quieren ser poetas, otros creen que lo son. Ya no es elitista.

P: ¿Avizora un futuro más justo, mejor dicho menos injusto para la humanidad o perdió la fe en la condición humana? 
R: No, si perdiera la fe en la condición humana no habría razones para que esté vivo.

P: ¿Qué volvería a hacer si volviera a nacer?
R: Habría querido ser como soy, pero mejor.