La pintora brasileña, radicada en Quito desde hace 32 años, expone sus obras en la galería Todo Arte hasta el 20 de octubre. La muestra se titula ‘El color de la memoria’.

Dos niñas observan jugar a sus compañeras desde la planta alta de una escuela. La una está de espalda; la otra, de lado.
Visten de uniforme: una falda azul plisada y una blusa blanca con mangas largas. Son blancas, de cabello negro.
Miran desde lejos a sus amigas y parecen que están ausentes.

La escena es una pista: al dibujar las colegialas, Sara Sanches, pintora brasileña radicada en Quito, vagabundea por sus recuerdos y recupera su pasado.

Ella demoró 20 años boceteando esta obra. Recordaba algo y pintaba. Lo guardaba un tiempo para luego retomar el trabajo; así, poco a poco, concentró sus nostalgias, o algún sueño recurrente que la persigue desde niña.

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Ahora esta pintura forma parte de las 30 –entre acrílicos y óleos– que se exponen por primera vez en una muestra individual en Guayaquil, hasta el 20 de octubre en la galería Todo Arte.

La artista vive desde hace 32 años en la capital. Y pinta en su casa, que más que casa es refugio, ubicada en Itchimbía, sobre una colina donde puede divisar el centro colonial y la Virgen del Panecillo. Es el lugar que la inspira.

El recuerdo plasmado en el óleo no es gratuito: la escuela existe. Allí estudió y se llama Nuestra Señora del Huerto, en Dom Pedrito, su pueblo natal (sur de Brasil).

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Los cuadros son pequeños. Ella nunca ha hecho cuadros grandes, no le atraen las cosas gigantescas. Lo que hace –dice– es una pintura muy íntima... una pintura que habla en voz baja.

La muestra

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Su exposición se titula El color de la memoria, porque son recuerdos que mixturan la imaginación y la realidad de su infancia brasileña. “Es un nombre poético. Es el color de los recuerdos”, define. Y enseguida hace de sus cuadros una calificación con la que piensa verse desnuda e íntima:
“son una introspección que me hago a mí misma”.

Por eso merodea, hurga, penetra en las celdas de su memoria y después de tanto escarbarla pinta sus recuerdos del color con que hoy los mira.

No puede pintar algo agresivo, dice. No le interesa. Solo le atrae la ternura: eso pinta. Por ello, las escenas de niños con rostros dulces se repiten en sus cuadros.

Tres muestras más: una pequeña vestida de hada que parece estar sobre un columpio, que no es columpio: en realidad, se encuentra rodeada de un bosque mágico y lleno de figuras que semejan fantasías. O el ángel que se encarga de proteger a los pájaros huirachuros que habitan en la capital.
O el niño oculto debajo de la mesa a la espera, quién sabe, de sorprender a sus padres y amigos.

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El cuadro que le demoró 20 años no es la excepción.
Sanches dice ser “lenta para pintar”. Se puede demorar cinco años en montar una exposición.

La pintora Sara Sanches nunca planifica cuándo hará la siguiente, simplemente deja que las cosas lleguen cuando “tengan que llegar”. Talvez porque todo arte nace sin tiempo, y sin tiempo sobrevive.

Notas

Origen
Sara Sanches nació en Dom Pedrito, Río Grande, Brasil, en 1943.

Estudios
Se graduó como arquitecta en la Universidad de Río Grande en Porto Alegre y también estudió grabado y pintura.

Exposición
Montó una de sus primeras exposiciones en la Casa de Brasil, Madrid, España, en 1970. Expone actualmente en la galería Todo Arte (Dátiles y Primera, Urdesa).