La actriz Janet Leigh, cuyas interpretaciones se vieron eclipsadas por una sola escena –la del apuñalamiento en la ducha de un motel en la película de Alfred Hitchcock, Psicosis– murió a la edad de 77 años, el pasado domingo, informó ayer  una portavoz de la familia. Falleció  rodeada de su marido, Robert Brandt, y sus hijas Jamie Lee y Kelly Curtis, dijo la portavoz.

La carrera de Leigh comenzó en 1947 después de que la actriz Norma Shearer descubriera su foto en la recepción de un hotel y la recomendara a los estudios MGM. 
Protagonizó películas con estrellas de la talla de Gary Cooper, Errol Flynn, Frank Sinatra, Charlton Heston, James Stewart y su ex marido Tony Curtis en docenas de títulos, en los que destacan dos clásicos: El candidato de Manchuria (1962) y Sed de mal (1958) de Orson Welles.

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 Pero su fama no vino de los papeles de damisela en peligro o mujer enamorada en los que se especializó en más de 50 películas, sino de un filme en el que interpretaba a una ladrona a la fuga. La cámara solo muestra a Leigh en los primeros 45 minutos de la película de 1960, Psicosis, de Alfred Hitchcock, donde interpreta a la oficinista y ladrona Marion Crane que se detiene a pasar la noche en el Motel Bates.

Minutos más tarde es apuñalada hasta la muerte en la ducha por un hombre vestido como su madre: Anthony Perkins interpretando al dueño del motel, Norman Bates.

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Leigh pasó una semana filmando la escena de la ducha, que se divide en 70 tomas de solo unos segundos de duración cada una, y en la que el cuchillo del asesino no muestra cómo la hiere. La escena, que solamente dura unos minutos, fue seleccionada como la escena de una muerte más famosa por los lectores de la revista británica Total Films, superando a tragedias como la muerte de la madre de Bambi o la caída de King Kong del edificio Empire State.

Leigh fue nominada al Oscar a la mejor actriz de reparto por su interpretación y durante años mantuvo que el trauma que le causaba verla le hacía imposible darse una ducha sin tener miedo. Simon Crook, editor de Total Film, dijo a la BBC que “la violencia depurada de la edición en lugar de cualquier derramamiento de sangre explícito” es lo que hace que la escena de la ducha sea tan angustiosa.