El pasado viernes se estrenó en Guayaquil la nueva película del cineasta ecuatoriano Camilo Luzuriaga, titulada 1809-1810 Mientras llega el día, una adaptación de la novela Mientras llega el día, del escritor nacional Juan Valdano.
El director del filme, el autor del libro, historiadores guayaquileños y un crítico de cine, exponen sus puntos de vista sobre esta cinta, que narra un hecho importante de la Historia.

JUAN VALDANO, autor de la novela

La versión cinematográfica de Mientras llega el día llevada a cabo por Camilo Luzuriaga tiene, a no dudarlo, sus méritos. Yo destaco, sobre todo, la reconstrucción del ambiente urbano  del Quito de finales del siglo XVIII, un buen trabajo de Roberto Frisone, director de arte del filme. En este sentido, la película ofrece al espectador un  viaje al pasado. Pero, obviamente, una película de corte histórico no es solo eso.

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Como autor de la novela en la que se basó la película tengo opiniones diferentes a la de aquellos que solo juzgan el producto fílmico. Por ejemplo: desde el comienzo le hice conocer a  Luzuriaga mis reparos  acerca del guión. Quien haya leído mi novela y visto la película se dará cuenta de que hay una distancia muy grande entre una y otra.

Por ejemplo, la tergiversación de algunos personajes como Pedro Matías Ampudia y Arredondo (Bermúdez, en mi novela). En mi obra, Ampudia es el protagonista, es un hombre imbuido de las ideas de la Ilustración, un intelectual en la línea del pensamiento de la nueva ideología liberal; su obsesión es la justicia y una nueva sociedad; en el filme se acerca más a un profesor de gramática, preocupado por la ortografía. En cuanto a Arredondo (o Bermúdez) es un militar español con un único afán de dominación  y sojuzgamiento (como lo fue en la realidad) y que mira a un intelectual como Ampudia un verdadero peligro para el orden monárquico “porque es un hombre que piensa”, es decir, un crítico del sistema colonial. En la película estos dos personajes se disputan el amor de una misma mujer (Judit), pero en lo demás, hacen buenas migas. Sería largo enumerar otros detalles que juzgo la película no pudo incluir, como es todo ese mundillo de criados, alcahuetas, soldadesca, frailes tabernarios, etcétera, que pululan en las páginas de mi libro y que dan lugar a escenas pintorescas y llenas de sabor local y de época.  Por otra parte, mi novela plantea un tema fundamental que la película soslaya por completo: la problemática del mestizo.

Hubiera sido deseable que el guión  planteara un elemento de fondo como es el del mestizo (el hombre que se siente cultural y biológicamente heredero de dos sangres, de dos mundos: el hispano y el americano) encarnado en el personaje imaginario de Pedro Matías. El sentido de la frase Mientras llega el día escapa de la película; pues el personaje al final (en la novela) y antes de morir dice que su espíritu estará junto a los inconformes de esa sociedad “mientras llegue el día de la justicia”. Como autor, me sentiría enormemente gratificado si es que quienes vean la película, lean luego la novela, porque leer y luego imaginar, creo yo, es otra aventura; una auténtica aventura del espíritu. 

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CAMILO LUZURIAGA,director de la película

Pregunta: ¿Cuál fue la adaptación que le hizo a la novela de Juan Valdano?
Respuesta: Repuse a los personajes históricos los nombres propios, porque el autor de la novela le puso nombres ficticios. Esta es una película de carácter histórico y quería ahorrarle al público el trabajo de traducir quién es quién. Eso supuso un rigor en la investigación histórica y eso nos llevó a modificar las acciones que estaban en la novela original, en las cuales el autor se había permitido muchas licencias. Yo entiendo que les puso nombres ficticios para poder decir muchas cosas.

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Sobre los personajes históricos, en nuestro caso, ya no podíamos hacerlos hacer cosas que la historia no hubiera registrado en el ámbito público. En el ámbito privado no se metió la historia, no se metía entonces,  y en ese tuvimos total libertad, por supuesto dentro de la caracterización de los personajes, sobre la base de la investigación que hicimos.

El trabajo lo realizamos bajo la pregunta ¿cómo eran los quiteños de aquella época? y eso no solo en la forma de amarse sino en la forma de revelarse. Los quiteños se revelan de manera diplomática, mediante  un comunicado por escrito, llega el ejército invasor, nadie huye, son tomados presos y aún así esperan la sentencia, que tienen la confianza que va a ser absolutoria. Para el filme hubo mucho trabajo de preguntarnos cómo somos.

P: ¿Qué aspectos de los hechos históricos que narra la cinta,  tuvo la intención de destacar?
R: Quise destacar el significado de la matanza del 2 de agosto de 1810, que es el  hecho que trascendió. Haber  matado a casi 300 próceres tiene para mí el significado de un sacrificio, el sacrificio que nuestros antepasados debieron dar para la causa de la independencia.

P: ¿Por qué cree que es importante llevar al cine esta historia?
R: Porque de los hechos constitutivos de la nación ecuatoriana este hecho es trágico y definitorio y se da la circunstancia que pronto se cumplirá el bicentenario de este acontecimiento y sí creo que es importante vernos reflejados en la historia, visualizar la historia.

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P: ¿Cómo seleccionó a los actores? ¿Cómo estableció que Marilú Vaca y Arístides Vargas debían ser los protagonistas del filme?
R: A diferencia de otras personas, a mí me pasa que me enamoro de los actores. Yo los conozco de años. Para mí el tema de escoger el elenco no es asunto de pasar cien mil gente por delante de una cámara. Para mí es un proceso lento. A los actores yo los conozco. Asisto mucho al teatro y veo lo que hacen. Esta es una película de muchos actores. Están casi todos los del país. A Gonzalo Gonzalo no lo conocía, pero es una revelación, un actorazo.