El álbum  del artista colombiano, de 32 años y residente en Miami, añora mejores días para su país natal. El intérprete  dijo  en una entrevista que seguirá cantando en castellano incluso si muchos fanáticos no entienden las letras.

Para un músico que ha ganado nueve Grammy Latinos y cuyo nuevo single se encuentra en el tope de las listas de preferencias, Juanes parece un tipo relajado, sin ningún atisbo de estrella del rock.

Pero bajo esa suave apariencia exterior hay un hombre con una misión, lo que queda claro al escuchar su nuevo álbum,   Mi sangre, que salió a la venta ayer, en el que confronta de forma directa el sufrimiento y desangre que provoca el largo conflicto armado en Colombia.

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En una conversación en un hotel de Bogotá, Juanes aseguró que el lado oscuro de su patria debe ser explorado:   Colombia es un país que está sufriendo y debemos salir adelante, dijo el cantante delgado y de pelo largo.   Hacer un disco florido no sería decir la verdad, aseveró.

Mientras los conflictos en Iraq y Afganistán ocupan hoy los titulares, la guerra en Colombia deja 3.500 muertos anuales, la mayoría civiles. Otros 3.000 colombianos son secuestrados cada año. Y el conflicto parece aún no tener fin: dos guerrillas marxistas financiadas con el tráfico de droga, extorsiones y secuestros han estado batallando contra los gobiernos por 40 años.

Juanes, un residente en Miami de 32 años, ha despertado una gran audiencia internacional con sus temas llenos de sentimiento. En sus dos álbumes previos, él cantaba sobre el amor y la traición, y un poco del conflicto colombiano. Pero en su nuevo disco la fórmula se ha invertido y añora mejores días para su país natal.

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“Sueño libertad para todos los que están secuestrados hoy en medio de la selva”, canta Juanes en   Sueños.   “Y sueño con la paz de mi pueblo desangrado y con el final de esta injusta guerra”.

Antes de la presentación  oficial del álbum, que se hizo ayer  en América Latina y Estados Unidos, Juanes tocó un par de canciones para soldados colombianos heridos en un hospital militar de Bogotá. Un militar, que perdió un brazo en combate, presentó a Juanes con un jarro de cerámica elaborado en el hospital donde se lleva a cabo su rehabilitación.

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Fue un encuentro muy emocionante para mí, dijo Juanes.   “Yo los respeto y admiro”, anotó. Algunas de sus nuevas canciones están inspiradas en historias de soldados que se han visto separados de sus amadas por el año y medio que dura el servicio militar en las frías montañas de los Andes o en las calurosas selvas.

Cuando ellos están en el campo, lo que los mantiene con voluntad de seguir adelante es su deseo de regresar con sus familias, dijo Juanes.

El single Nada valgo sin tu amor, que se presentó semanas antes que el álbum y que es la canción latina más tocada en Estados Unidos, apunta al tema:   Quiero pasar más tiempo junto a ti/ Recuperar las noches que perdí/ Vencer el miedo inmenso de morir/ Y ser eterno junto a ti.

Un largo camino
Juanes, cuyo nombre real es Juan Esteban Aristizábal, ha recorrido un largo trayecto desde que lideraba la banda metalera Ekhymosis, en su natal Medellín en la década pasada. Quería ser el James Hetfield de Medellín, recuerda  entre risas, en referencia al vocalista de Metallica, una banda que todavía admira.   “Pero comprendí que no era yo y que no podría ir más allá”.

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Juanes, que empezó a tocar guitarra a los 5 años, afirmó que cuando dejó Ekhymosis y se mudó a los Estados Unidos, decidió que no quería copiar a otras bandas, sin importar lo entretenidas que fueran, lo que quería era encontrar su propia voz.

A diferencia de su compatriota superestrella Shakira, cuyo álbum   Laundry service es en su mayor parte en inglés, Juanes sostuvo que seguirá cantando en castellano incluso si muchos fanáticos no entienden las letras

En Londres, cuando canté A Dios le pido, algunas personas pensaron que estaba cantando   Adiós Lepido, dijo Juanes con una parca sonrisa.   “Pero no tiene importancia, incluso si la gente no entiende el ciento por ciento de las palabras, la música igual conecta a la gente”, argumentó