En 1953 los mayores industriales de tabaco se reunieron en Nueva York. El departamento de Justicia de EE.UU. afirma que pese a conocer informes científicos sobre los efectos nocivos del cigarrillo en la salud, las tabacaleras los ignoraron y diseñaron estrategias para aumentar la venta.

Acorraladas por el gobierno de EE.UU., que esta semana las llevó ante la Justicia por una demanda de 280.000 millones de dólares, las grandes empresas tabacaleras admitieron que el cigarrillo es un grave peligro para la salud y ocasiona la muerte.

El martes pasado inició en Washington uno de los juicios más importantes en la historia de EE.UU., en el que el gobierno afirma que las productoras de tabaco son culpables de fraude al mantener la confusión sobre el nexo entre tabaco y problemas de salud.

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El gobierno acusa a los fabricantes de ocultar por años, pruebas sobre los riesgos del cigarrillo y de dirigir deliberadamente su publicidad a los jóvenes para transformarlos en adictos de por vida.

Uno de los abogados acusadores, Frank Marine, en el primer día del juicio alegó que “se trata de un patrón de 50 años de distorsiones materiales, medias verdades, engaños y mentiras rotundas que continúan hasta nuestros días”.

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Las tabacaleras aseguran que en el pasado desconocían los efectos nocivos y que no podrán pagar los USD 280 mil millones, por lo que se declararían en bancarrota y saldrían del negocio.

Analistas de la revista británica The Economist explican que si logran superar la crisis, las firmas estarían obligadas a incrementar los niveles de advertencias sobre los efectos del tabaco, eliminar los cigarrillos con sabores para desaparecer los contenidos de toxinas, limitar la publicidad y quedar bajo control del gobierno en los cigarrillos “light” o bajos en nicotina.

“No existen los cigarrillos  sanos. Vendemos productos peligrosos”, afirmó el abogado Ted Wells, en representación de la empresa Philip Morris, durante el juicio.

Los abogados de las empresas tabacaleras rechazaron haber conspirado por décadas para engañar al público sobre los peligros de fumar, y opinan que deben ser juzgadas por su comportamiento actual y no por el pasado, pues ya no  esconden más que su producto es peligroso.

Wells recalcó que actualmente cada una de las tabacaleras “le dice al público de una forma clara y sin ambigüedades que fumar es peligroso y causa enfermedades”.

Agregó que los 246.000 millones de dólares en acuerdos a los que llegó la industria con varios estados en la década de 1990 para cubrir los gastos médicos generados por el consumo del tabaco hacen imposibles los futuros fraudes debido a las restricciones impuestas a la industria.

El juicio es consecuencia de la demanda en 1999, durante la presidencia de Bill Clinton, contra un conjunto de empresas tabacaleras por engañar al público desde 1953 sobre los peligros reales del tabaco.

Conspiración y fraude
Según las autoridades de gobierno de EE.UU., los directivos de las tabacaleras se reunieron en el Hotel Plaza, de Nueva York, el 15 de diciembre de 1953.

Allí supuestamente conspiraron para llegar a un acuerdo y engañar al público, pues aunque conocían los estudios científicos sobre el daño del cigarrillo a la salud y la adicción producida por la nicotina, elaboraron una estrategia “para preservar y aumentar la ganancia y maximizar el número de fumadores”.

Además, al negar los efectos dañinos del tabaco, significaría que se cometió un fraude. Los cargos fueron presentados sobre la base de la ley RICO, normativa utilizada generalmente para combatir el crimen organizado y que se creó para luchar contra la mafia.

Pero la industria asegura que en esa reunión solo se habló de la situación general del negocio y se acordaron algunas estrategias de mercadeo.

David Kessler, ex director de la Agencia de Fármacos y Alimentos (FDA) de EE.UU., testificó el jueves que había remitido a la jueza federal Gladys Kessler, que lleva el caso, un testimonio por escrito en el que se afirma que las investigaciones de FDA mostraron que las tabacaleras alteraban los niveles de nicotina en los cigarrillos y que documentos del propio sector demuestran “que les añadieron amoniaco” para intensificar los efectos adictivos.

Las acusadas
Entre las empresas acusadas se encuentran Altria (ex Philip Morris), que controla la mitad del mercado gracias a marcas como Marlboro, Chesterfield, Virginia Slims, Benson and Hedges y Merit. Solo Marlboro, célebre por su  vaquero –que murió de un cáncer de pulmón– vende uno de cada tres cigarrillos que se fuman en EE.UU. y su mercado llega a 99 mil millones de dólares
Además, RJ Reynolds, que fabrica Winston, Camel, Salem y Doral, con el 21,5%  del mercado, que se fusionó con British American Tobacco (BAT), agrupadas en su filial en Estados Unidos, Brown and Williamson, tercera en el país con 10,5% del mercado.

También fueron demandados Lorillard, filial de Loews, que abarca 9,3% del mercado, con sus cigarrillos Newport, los primeros mentolados  en EE.UU. y con Kent;  y Ligget, con 2,6% del mercado, que vendió su marca Chesterfield a Philip Morris.
 
Demandas

1991
60 mil azafatas demandaron en Miami a 13 tabacaleras de EE.UU. por 5.000 millones de dólares por daños por el humo de los cigarrillos durante los vuelos. En 1997 se acordó el pago de 349 millones de dolares.

1998
Un acuerdo obligó a las tabacaleras de EE.UU. a dar 246.000 millones de dólares en 25 años a 46 estados, para evitar demandas por gastos de salud.

1999
Venezuela demandó en Miami a las tabacaleras de EE.UU. para recuperar el costo del tratamiento médico de fumadores enfermos.
2000
Una corte condenó a las tabacaleras a pagar 145 mil millones de dólares por daños punitivos a 700.000 fumadores de Florida.

2001
Honduras, Belice y catorce ciudades y estados de Brasil demandaron por miles de millones de dólares a doce tabacaleras de EE.UU. por ocultar información sobre los peligros de fumar.

2002
Un jurado en California, EE.UU. ordenó a Philip Morris pagar 28.000 millones de dólares a Betty Bullock, fumadora que sufre cáncer de pulmón por no advertirle sobre los daños del cigarrillo. 
2004
La corte de Luisiana ordenó a la industria tabacalera de EE.UU. pagar 591 millones de dólares en programas para dejar el hábito, por mentir sobre el riesgo de fumar y comerciales a adolescentes.

Restricciones

OMS
Lanzó en el 2001 una campaña contra el tabaco en los deportes, que incluye que en el 2006 no haya publicidad de cigarrillos en Fórmula 1. En el 2002 ofrece recursos y ayuda para demandar a tabacaleras.

UNIÓN EUROPA
En el 2001 el Parlamento europeo aprobó leyes contra el tabaquismo que obligan a grandes advertencias en los paquetes, reducen los niveles de alquitrán e ilegalizan términos como “light” o “mild”, que sugieren que una marca es menos dañina.

NUEVA YORK
El alcalde Michael Bloomberg, ex fumador, prohíbe consumir cigarrillos o puros en unos trece mil bares, restaurantes y clubes nocturnos.