La Agencia de Fármacos y Alimentos de EEUU (FDA) decretó hoy que los antidepresivos deberán llevar una etiqueta con fondo negro para alertar de que pueden inducir al suicidio a los niños y adolescentes que los consuman.
Los rótulos con fondo negro son los que representan la advertencia más seria en el sector sanitario estadounidense ya que, por ejemplo, sólo los llevan los envases de productos como los matarratas o los líquidos para desatascar desagües.
En este caso, se implantan para que los médicos, familias y educadores se lo piensen mucho antes de administrar un antidepresivo a un menor.
Tras confirmar que los antidepresivos aumentan el riesgo de que los jóvenes se planteen seriamente quitarse la vida o incluso lleguen a hacerlo, la FDA recomendó hoy también que estos medicamentos se vendan con un folleto de fácil lectura que explique cómo decidir si un niño debe o no tomarlos y cuáles son los síntomas que pueden alertar de su eventual tendencia al suicidio.
Las autoridades sanitarias de EEUU se comprometieron además a estudiar la posibilidad de dar un paso más, el de que los padres tengan que firmar un formulario en el que dejen muy claro que entienden y aceptan los riesgos que puede conllevar el que sus hijos sean tratados con antidepresivos.
Estas son las conclusiones de los dos días de debates concluidos hoy en la sede de la FDA en Bethesda (Maryland), en los que pediatras, psiquiatras y familiares de afectados analizaron los últimos estudios sobre el uso y los efectos secundarios de este tipo de medicinas entre los menores.
Los datos son escalofriantes: los niños que toman Prozac, el único antidepresivo considerado seguro para los más jóvenes en EEUU, tienen el doble de posibilidades de pensar seriamente en quitarse la vida e incluso de llegar a hacerlo.
Pero además, el suicidio es la tercera causa de muerte entre los adolescentes. Un total de 3 millones de ellos ha pensado seriamente o ha intentado suicidarse, y en 2002 cerca de 11 millones de niños y jóvenes recibieron tratamiento contra la depresión.
La polémica no ha dejado de crecer desde que las autoridades británicas de salud descubrieron en diciembre de 2003 que una lista de populares antidepresivos aumenta las tendencias suicidas en niños y adolescentes y las declararon a todas, salvo al Prozac, contraindicadas para los jóvenes deprimidos.
Los psiquiatras y especialistas han dejado claro, sin embargo, que la cuestión es difícil de dilucidar, porque la propia depresión ocasiona tendencias suicidas y también hay muchos estudios que demuestran que los antidepresivos han ayudado a la recuperación de muchos pacientes deprimidos.
Algunos explicaron que las medidas de control anunciadas hoy pueden provocar un cierto temor entre los especialistas a la hora de recetar estas medicinas y entre los padres a la hora de aceptarlas cuando, añadieron, en muchos casos, han salvado a niños y jóvenes de males mayores.
Los representantes de las familias de afectados que participaron en las discusiones -unos para defender a ultranza los antidepresivos y otros para denunciar que fueron los que llevaron a sus hijos al suicidio-, acogieron con aplausos la decisión de la FDA
Los fármacos que se verán afectados por las nuevas normas son los antidepresivos más comunes en EEUU como Prozac, Zoloft, Paxil, Luvox, Celexa, Lexapro, Wellputrin, Effexor, Serzone y Remeron.