¿Es posible imaginarse a un inspector del trabajo como autor de centenares de caricaturas políticas implacables contra el liberalismo aburguesado y el conservadurismo renaciente y ampuloso? Ese fue el dibujante Guillermo Latorre, al que se le conoció simplemente como el Loco Latorre y que debió “defenderse” en la vida tras el escritorio de un empleo burocrático.