Husmear en la política parece estar muy de moda en el cine de Hollywood. Tras el impacto explosivo de Farenheit 9/11, el documental de Michael Moore, algunos cineastas han comenzado a emplear su talento y credibilidad artística para hacer películas con intención ideológica y para tomar partido político.
Este es el caso de Jonathan Demme que presentó ayer en la Mostra, fuera de competición, The Manchurian candidate. “Para mí, Moore es un gran periodista, especialmente comparado con los que hay en los medios masivos”, explicó el cineasta. “La prensa libre no ha hecho su trabajo. Tal vez la gente está viniendo a ver nuestras películas para informarse, para llenar ese vacío”, dijo.
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El remake del clásico El mensajero del miedo, de John Frankenheimer, que interpretaron Frank Sinatra, Ángela Lansbury y Lawrence Harvey en 1962 en lo que se convirtió uno de los mejores ataques contra los extremismos del macartismo, se ha transformado, en manos de Demme, en una crítica abierta a los estrechos vínculos entre la política norteamericana y los intereses económicos de las multinacionales, que quieren aprovecharse del clima de pánico que vive el país ante la amenaza terrorista para poner en la Casa Blanca a un candidato manipulable, un verdadero títere. Como trasfondo, la primera guerra del Golfo, en la que también se perpetran torturas contra soldados.
“Es una película tan actual”, explicó, “Creo que Estados Unidos tiene hoy muchos problemas, debido a nuestros líderes que nos han llevado por la dirección equivocada. Todos estamos pendientes de las próximas elecciones. Así que no se me ocurre un mejor momento para tocar el lado oscuro del proceso político y las fuerzas que intentan minarlo”.
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El realizador indicó además, que aunque su película puede ser provocativa y generar controversias, espera que la gente se cuestione, entre otras cosas, el envío de tropas a otros países para matar gente.
Sobre si este filme podría afectar en algo al gobierno en el poder, dijo con despreocupación que “cualquier cosa sería mejor que George W. Bush”.
The Manchurian candidate es un buen thriller psicológico que logra mantener la tensión y el suspenso hasta el final. Narra la historia de Raymond Shaw (Liev Schreiber), un soldado recién regresado de la guerra de Corea convertido en héroe nacional al haber salvado a su compañía de un campo de concentración.
Pero, el paso de Ray por las manos enemigas no fue en vano: su cerebro ha sido “lavado” y convertido en una perfecta máquina homicida, lista para aniquilar a cualquiera tan pronto reciba una simple orden telefónica.
Otro soldado le cuenta al comandante Ben Marco (Denzel Washington) que tiene pesadillas similares a las suyas, pero no decide hacer nada hasta que Shaw presenta su candidatura a la vicepresidencia. Entonces se topa con la imparable madre de Raymond, la senadora Eleanor Shaw, que ha decidido catapultar a su hijo hasta la Casa Blanca, pase lo que pase.
Con una ferocidad que es nueva en su repertorio, Meryl Streep da vida a esta mujer, inescrupulosa y megalómana, capaz de destruir todo lo que se interponga en su camino para lograr su objetivo.
A Streep le preocupa la preservación de los derechos civiles que dijo están siendo vilipendiados en el presente. “Cuando una mujer expresa sus opiniones y es asertiva, estas cualidades no son bien vistas en ella”, comentó la actriz.
Más recatado, Denzel Washington expresó su satisfacción por poder encarnar siempre a personajes tan diversos. “Extraigo de cada uno lo más enriquecedor y eso me permite crecer como actor. En este caso, opté por no ver la película original para que la forma de interpretar al comandante Marco fuera totalmente mía. Es una figura muy compleja, un hombre atrapado en un escabroso conflicto que lo llevará a tomar decisiones radicales por el bien de la democracia”.