Un enfisema pulmonar tiene alejado al cantante argentino de los escenarios. Pero eso no le impidió celebrar sus 59 años con algunas fanáticas, el pasado 19 de agosto, en su casa, en Banfield.

Aquella imagen de  aquel tipo con el pecho descubierto y el tabaco encendido en alguna de sus manos ya no va más.
Quedó atrás para Sandro. Y no porque ya no sea el mismo roquero o baladista que hizo delirar a miles de entonces jovencitas (hoy la mayoría sobre la barrera de los 50 años) en su natal Argentina y otros países de Latinoamérica, en las décadas del sesenta y setenta.

No va más porque esa adicción al tabaco le provocó un enfisema pulmonar a Roberto Vicente Sánchez, el nombre que consta en el acta de nacimiento del llamado también Monstruo de América.

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Aquella dolencia estuvo cerca de matar al autor de Rosa, Rosa (que consta en su álbum solista Sandro de América, de 1969) o la clásica balada Porque yo te amo (de Una muchacha y una guitarra, 1968).

Sandro, a quienes muchos expertos de la época lo calificaron como una especie de  Elvis Presley latino por el insinuante movimiento de sus caderas durante sus presentaciones, celebró hace dos semanas discretamente sus 59 años de vida, en su domicilio, en Banfield.

Y el cantante argentino (nacido el 19 de agosto de 1945 en Parque de los Patricios, al sur de Buenos Aires) apareció brevemente para sus seguidores, pero con una imagen que contrastó con la que sus admiradoras estaban acostumbradas a ver en el sesenta.  Ahora el cantante lucía lo más abrigado posible, una bufanda roja que dejaba ver un tubito plástico que salía de una mochila de oxígeno, conectado a su nariz, según describieron los diarios de su país.

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Pero aquella imagen de un Sandro deteriorado, que incluye canas a sus también características patillas gruesas, no le impidió grabar Gitano (el nombre que le da a su último disco en alusión a ese, su otro sobrenombre). Aquel material discográfico, que pronto se difundirá, tiene una mezcla de las canciones que lo hicieron famoso y otras nuevas. Lo que la enfermedad sí le impide es  realizar recitales.

Aquel apelativo de Gitano lo heredó de su bisabuelo paterno, quien adoptó el apellido Sánchez por el Papadopulus original y viajó de Hungría a España.

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Aunque Sandro es más conocido como baladista (por sus clásicos Te propongo, Penas, Se te nota, entre otros), sus inicios fueron roqueros en Valentín Alsina, otro barrio bonaerense al que llegó al año de su nacimiento.  En ese sitio integró el Trío Azul, que interpretaba boleros y en el que también estaba su amigo Enrique Irigoytía, con quien después formó el dúo Los Caribes.

Con las influencias anglosajonas de  Elvis Presley, Paúl Anka y Jerry Lee Lewis, integró Los Caniches de Oklahoma, grupo que en 1962 se convirtió en Los del Fuego. Y aquella influencia roquera se notaba en la manera de vestirse: usaban chompas de cuero con cuello levantado, jeans ajustados y botas con las puntas de acero.  Hay mucha agitación, la versión en español de Whole lotta shakin’n goin’ on de Lewis, era entonces uno de sus éxitos.

Hasta esa época Sandro era  Roberto Sánchez y tocaba la primera guitarra, mientras que Héctor Centurión era el vocalista y también bajista en Los del Fuego.

El resto de la banda lo completaban Armando Cacho Quiroga, en la batería; Miguel Lito Vásquez, en la segunda guitarra, y Carlos Ojeda, en piano y percusión.  En 1964, Irigoytía reemplazó a Vásquez.

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Y lo de Sandro no es capricho del cantante, va por ocurrencia de Vicente Sánchez y Nidia Ocampo, sus padres, quienes habían elegido ese nombre para bautizarlo, pero el registro civil no lo aceptó y debieron llamarlo Roberto.

Aquel 1962, en una presentación, Centurión se quedó sin voz y Sandro se ofreció a cantar. Lo hizo con tanta acogida que desde entonces la banda se llamó Sandro y los del Fuego. Pese a esa experiencia, su consagración como cantante ocurrió cinco años después, en 1967, cuando ganó el Primer Festival Buenos Aires de la Canción con el tema Quiero llenarme de ti, de Óscar Anderle.

Ya en su etapa de baladista casi a fines de la década del sesenta, su influencia roquera aún seguía con estribillos como “Rosa, Rosa tan maravillosa como blanca diosa, como flor hermosa...” (Rosa, Rosa, 1969) o “Tengo un mundo de sensaciones, un mundo de vibraciones que te puedo regalar...” (Tengo, también del año  1969) .

El 2 de agosto de ese año recibió el disco de oro, en Nueva York,  por ser el artista latinoamericano más vendedor en Estados Unidos.

La década del setenta marcó su incursión en el cine, las del ochenta y noventa fueron  las de compilaciones de éxitos.

El año  1996 fue muy activo para Sandro con 30 presentaciones en el Teatro Gran Rex argentino.

Antes de Gitano, su más reciente disco, grabó Mi vida, mi música, en el 2003, en medio de la enfermedad pulmonar que ahora no le deja descubrirse el pecho como antes, pero que no le impide grabar y menos alejarse de sus fieles seguidoras, aunque ahora  verlas sea brevemente.

Una canción

Porque yo te amo (1968)
Por ese palpitar que tiene tu mirar/
yo puedo presentir que tu debes sufrir/
igual que sufro yo por esta situación/
que nubla la razón sin permitir pensar/

En que ha de concluir el drama singular/
que existe entre los dos/
tratando simular/
tan solo una amistad, mientras en realidad
se agita la pasión que muerde el corazón/
y que obliga a callar: Yo te amo, yo te amo
Tus labios de rubí de rojo carmesí/
parecen murmurar mil cosas sin hablar/
 y yo que estoy aquí sentado frente a ti
me siento desangrar sin poder conversar/
Tratando de decir, tal vez será mejor
me marche yo de aquí para no vernos más/ total, que más me da, ya sé que sufriré/
pero al final tendré tranquilo el corazón
y al fin podré gritar: Yo te amo, yo te amo
Yo te amo por sobre todas las cosas del mundo
Tus labios de rubí de rojo carmesí
parecen murmurar mil cosas sin hablar / y yo que estoy aquí sentado frente a ti
me siento desangrar sin poder conversar

Tratando de decir, tal vez será mejor
me marche yo de aquí para... para no vernos más
total, que más me da, ya sé que sufriré
pero al final tendré tranquilo el corazón
y al fin podré gritar: “Yo te amo, yo te amo
Yo te amo”