La conducta del maestro de la música Wolfang Amadeus Mozart se vio influenciada por el extraño y compulsivo síndrome de Tourette, según un documental que la televisión británica Channel 4 emitirá en octubre, pero que una parte de ese contenido se adelantó ayer.

En el programa, el compositor británico James McConnell, quien también sufre el citado padecimiento, explica por qué el maestro austriaco (1756-1791) parece haber padecido la enfermedad, tras analizar algunas de sus cartas y partituras.

El síndrome de Tourette es un trastorno neurológico hereditario que se caracteriza por movimientos involuntarios repetidos y tics fónicos incontrolables que, en algunos casos, incluyen insultos y frases inapropiadas.

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El síndrome lleva el nombre del médico Georges Gilles de la Tourette, neurólogo pionero francés que en 1885 describió por primera vez el caso de una ciudadana de la nobleza francesa que padecía esa enfermedad.

Conducta
Según McConnell, Mozart era propenso a utilizar palabras y frases inapropiadas e incurría en un comportamiento impulsivo, con reacciones imprevistas como abandonar su piano en pleno recital ante la realeza para ponerse a jugar con un gato que se había colado en la sala.

El autor de óperas tan conocidas como Las bodas de Fígaro (1786) escribió algunas cartas absolutamente repugnantes y, aunque la gente del siglo XVIII era bastante grosera, él lo llevó a otro nivel, explica el compositor británico.

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McConnell cree que la música del genio austriaco es una “mezcla de caos y control. El síndrome de Tourette es una batalla constante entre dos cosas, tener una compulsión y tratar de controlarla, y eso se traslada a la música”, dijo el compositor.

Mozart permitía, con la introducción de complejos arreglos, que “su música se propagara en direcciones caóticas, pero siempre las situaba bajo control”.

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Mal no influyó en obras
Aunque el compositor británico considera que el síndrome pudo influir en las obras del creador de El rapto del serrallo (1782), descarta que el trastorno fuera la fuente de su talento.

Mozart fue un genio –concluye McConnell– y padeció el síndrome de Tourette y, aunque eso puede afectar al modo en que un genio de expresa a sí mismo y hacerle ir contra sus principios, él habría sido un compositor brillante también sin la enfermedad.