La muerte, el pasado día 14, del poeta polaco Czeslaw Milosz, premio Nobel de Literatura en 1980, originó en Polonia un duro enfrentamiento entre los católicos nacionalistas y el sector liberal de la Iglesia por la ubicación de su tumba y ante su entierro, previsto para hoy.

Los primeros reclamaron cuando los segundos propusieron que se enterrase al poeta en la iglesia de Na Skalce, próxima a Cracovia, donde yacen los restos de decenas de escritores y patriotas.

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El sacerdote Tadeusz Rydzyk, representante del integrismo católico polaco, calificó a Milos de “enemigo de los polacos y de la Iglesia”.

El arzobispo de Lublin, Jozef Zycinski, tachó las opiniones como “contradictorias con la cultura cristiana”.

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El enfrentamiento sobre el lugar de entierro, que finalmente se realizará en el templo de Na Skalce, fue el preludio de la polémica que estallará en el seno del catolicismo polaco entre la corriente xenófoba y nacionalista y la tolerante.