Para que no quede duda de su fortaleza, el huracán Charley salió de Cuba este viernes descargando un fuerte manotazo a Playa Baracoa, un pueblito costero a 20 kilómetros al oeste de La Habana, donde numerosas casas de madera quedaron totalmente destruídas.
 
Entre un montón de tablas de lo que fue su hogar hasta la víspera, Xiomara Santamaría, de 50 años de edad, trata de rescatar objetos de valor, y muestra con triste satisfacción que pudo salvar su viejo refrigerador de fabricación soviética. "Tuvimos que refugiarnos en la casa vecina, cuatro personas metidas en un bañito, alumbrándonos con mechones, hasta que todo terminó, como a las tres de  la madrugada", contó.
 
Charley cruzó Cuba de sur a norte por la provincia La Habana en las primeras horas de este viernes con vientos de 165km/h y ráfagas hasta de 200km/h. Tres muertos y cuatro heridos, casas destruidas, daños a los servicios  eléctricos y telefónicos, así como a algunas cosechas, es el saldo preliminar.
 
Las huellas se ven antes de llegar a Playa Baracoa, por donde salió al mar: numerosos postes de hormigón armado partidos o derribados con las líneas eléctricas en el piso; vallas comerciales o de consignas políticas estrujadas como un papel; un camino tapizado de árboles, ramas y pedazos de tejas.
 
Playa Baracoa pertenece al municipio Bauta de La Habana (Habana campo, al decir de los capitalinos, para diferenciarla), la provincia por la cual transitó el meteoro en sus 40 kilómetros de recorrido por tierra. Ese y otros municipios permanecen aún incomunicados por vía telefónica.
 
"El mar esta vez se portó bien, solo subió un poquito", dijo Santamaría en referencia a las penetraciones marinas ocurridas al paso de huracanes anteriores.
 
Bajo una pertinaz llovizna que alterna con un tímido sol, los habitantes de Playa Baracoa amontonan escombros, aseguran las tejas de barro o fibrocemento de sus techos y apartan gajos y árboles de la vía pública.
 
Charley, un huracán de categoría dos (vientos de 154 a 177km/h) no dejó, sin embargo, las lluvias esperadas, y sus daños se deben principalmente a los destrozos de los vientos y las penetraciones marinas.