“Ningún trabajo es independiente y no se puede hablar de la independencia del periodista”, dijo el escritor portugués José Saramago el domingo pasado, al clausurar el curso “La prensa, cuestionada. Análisis de la aventura informativa”.

Acerca de la independencia del periodista el Nobel de Literatura 1998 dijo que, en realidad, hay que hablar de la “infelicidad de los profesionales”, conscientes de que están siendo utilizados.

“Situado entre el jefe y el patrón, el periodista deja la mejor parte de su vida en tratar de saber si está ofreciendo la información que quiere el Guía”, señala Saramago. 

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El periodista, añadió, “es como un camaleón que tiene que disfrazar lo que piensa por el color del medio donde trabaja”. En realidad –señaló– “le gustaría no tener opinión alguna para que fuera menos doloroso tener que cambiar sus ideas por las de otros”.

En su conferencia “Información, la cuadratura del círculo” el Nobel portugués señaló que tanto en la información como en cualquier actividad humana es imposible la objetividad pues, de la misma forma que en 1482 se llegó a la conclusión de que era imposible la cuadratura del círculo, “hoy se llega a la conclusión de que es imposible la objetividad”.

“Creer que un hecho es un hecho y que (...) la subjetividad está excluida, es un error, porque si el lenguaje es un ejemplo de subjetividad y solo con el lenguaje se puede explicar un hecho, este ya es subjetivo”, señaló.

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Para Saramago al fotografiar con distinto ángulo o luz, “se subjetiviza la imagen”.

También criticó a los “creadores de opinión”: “¿qué derecho tiene un señor o señora de creer que por escribir una columna tenemos que creer que es verdad lo que dice”.

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