La lancha Norte América

En los años 70 del siglo pasado e incluso antes de esa época, el único medio de transporte desde Guayaquil hasta la capital de la provincia de Los Ríos era el fluvial ‘aguas arriba’, por el caudaloso río Babahoyo. Las lanchas que salían del muelle Nº 8 en Malecón y Diez de Agosto daban este servicio y lo  anunciaban todos los días en la penúltima página de EL UNIVERSO, con el nombre de la embarcación y hora de salida. Esta última variaba a diario según la marea de la ‘creciente’.

Entre las motonaves grandes y elegantes estaba la Daisy Edith, pero yo que trabajaba en la hacienda Angélica prefería viajar los domingos por las noches en la Norte  América, pilotada por el capitán Contreras, quien hacía el recorrido muy agradable porque contaba sus anécdotas sobre el Babahoyo y las personalidades que utilizaban su famosa lancha. A la hora de zarpar tocaba un pito y desde la proa gritaba “¡Se va la lanchaaa!”.

Generalmente, la Norte  América llevaba guitarristas y nunca faltaba un cantante de pasillos; se vendía arroz con menestra y carne o seco de pato; luego, cuando ‘cogía el sueño’ y porque el viaje era bastante largo, los pasajeros se peleaban las hamacas, algunas de las cuales eran de mocora y el capitán Contreras las reservaba para los usuarios verdaderamente ‘importantes’.

Publicidad

Aunque los viajeros podían hacer parar la lancha en cualquier sitio, con solo tocar un timbre que se halaba con un soga delgada, la escala oficial de la Norte América era Samborondón, donde llegaba después de cuatro horas de viaje, y en la hacienda Angélica, lugar en el que atracaba media hora. Siempre recordamos con nostalgia a la Norte América, una de las últimas lanchas de pasajeros en surcar el río Babahoyo o ‘Río Grande’, como le llamaban algunos viejos.

Memorias del Ing. Sergio Cedeño Amador, presidente de la Fundación Regional de Cultura Montubia.