El viaje de Juan Pablo II a Lourdes es la peregrinación de un Papa peregrino, anciano y marcado por la enfermedad y el sufrimiento, afirmó el prelado Renato Boccardo, organizador de los viajes papales, que agregó que el Pontífice beberá el agua milagrosa del manantial.

“El gesto simbólico de beber el agua del manantial, que recuerda el agua del bautismo y la vida de la gracia es una señal particularmente elocuente en este año del aniversario del dogma de la Inmaculada Concepción”, afirmó Boccardo en declaraciones a radio Vaticano, donde ilustró los momentos más significativos el viaje que Juan Pablo II realizará a Lourdes (Francia) el 14 y 15 de agosto próximos.

El obispo Boccardo insistió en que no se trata de un viaje, “sino de una peregrinación apostólica” y que Juan Pablo II cumplirá con todos los ritos, como un peregrino más.

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Además de beber el agua de la fuente, participará en el rosario y después seguirá desde la terraza del centro para enfermos donde se alojará la tradicional procesión de antorchas alrededor del santuario mariano.

Antes de regresar a Roma, el Papa rezará en silencio, solo, en la gruta de Massabielle, donde se apareció en 1858 la Virgen a la niña Bernadette Soubirous, precisó Boccardo que afirmó que Juan Pablo II se alojará en un centro de enfermos porque es el que mejor responde a sus necesidades (utiliza una silla especial de ruedas para desplazarse).

“El Papa va a Lourdes como un peregrino, un anciano, marcado por la enfermedad y el sufrimiento. Como Pontífice quiere honrar la misericordia y la gracia de Dios en la persona de María de Nazaret y proponer este ejemplo de santidad y de belleza de la vida y de la gracia a todos los cristianos”, afirmó Boccardo.

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Juan Pablo II partirá del aeropuerto romano de Ciampino a primeras horas del 14 de agosto con destino a Tarbes, donde lo recibirá el presidente francés, Jacques Chirac.