El exceso de ruido altera el sistema nervioso, provoca estrés, insomnio, tensiones e irritabilidad.

San Valentín, el Día de la Madre, los meses de julio y octubre (en los que la ciudad celebra sus fiestas patronales y de Independencia, respectivamente) son fechas en las que normalmente se incrementa la contaminación auditiva.

Así lo señaló la intendenta de Policía, Flor María Merino, quien asegura que desde que se reglamentó el exceso de ruido como contravención (el 25 de enero de 2000), “la provincia está más tranquila y el ruido ha disminuido sustancialmente”.

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Sin embargo, según el biólogo Mauricio Velázquez, director de Medio Ambiente de la Municipalidad de Guayaquil, las quejas por altos niveles de ruidos “llegan de diversos sectores  y ocupan el primer lugar entre todos los tipos de contaminación ambiental”.

De 195 intervenciones ambientales realizadas en el 2003 por personal del cabildo, 112 (57%) pertenecen a fuentes fijas (talleres mecánicos y de ebanistería, discotecas, iglesias, locales comerciales  y viviendas) y móviles (vehículos y las carretas que promocionan productos con amplificadores) generadoras de ruido.

Una de las intervenidas por el cabildo es la iglesia evangélica pentecostal trinitaria Siervos de Dios, ubicada en la manzana 16, villa 6 de la cooperativa Nueva Guayaquil.

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Silvia Vargas, moradora del sector, asegura que en este templo todavía se realizan cultos con cantos y gritos que producen ruido, aunque su vecina, Zinnia Wong, expresa que a ella no le molesta.

En Alcedo, entre la 7ª y la 11ª, se concentran talleres de cerrajería que también han sido denunciados al cabildo.

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A pesar de los controles municipales,  que consisten en comprobar con el sonómetro los niveles de ruido y comprometer a los infractores a respetar los rangos permitidos, en muchos sectores no se cumple la norma.

“Falta control”, indica Vargas, aunque Bravo alega que es “por falta de conocimiento de la gente”.

El artículo 607 del Código Penal vigente sanciona a los infractores con prisión de 5 o 7 días y una multa que va de 44 a 88 dólares, refiere el sargento Manuel Mendoza, de la Unidad de Protección del Medio Ambiente (UPMA), entidad que junto con la Intendencia de Policía también tiene a cargo el control.

En años anteriores, agregó Merino, en la zona del mercado Central en Guayaquil y en el malecón de Durán se concentraba la mayor cantidad de ruido debido a la presencia de vendedores y locales de comida que utilizaban altoparlantes para llamar la atención de los transeúntes.

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La contaminación se mantiene en zonas como el sector de las Bahías, debido a la concentración de los locales comerciales y vendedores informales.

En lo que va de este año la intendencia ha expedido alrededor de 30 citaciones a locales de venta de ropa, comida, iglesias evangélicas, colegios, entre otros establecimientos.

Además, informó Merino, se han realizado operativos en otros cantones con la finalidad de erradicar los bares abiertos que causan ruido.

RUIDOSAS

TOLERABLE
El nivel de ruido que tolera el oído humano es de hasta 80 decibeles (medida acústica). Más allá de ese rango puede originar daños irreversibles al sistema de audición, según el tiempo de exposición.

AFECCIONES
El ruido altera la coordinación del sistema nervioso central, aumenta la tensión muscular, provoca estrés, insomnio e irritabilidad.

DENUNCIAS
Las quejas de contaminación por ruido se receptan en la Dirección de Medio Ambiente (Edif. Valra, Diez de Agosto y Pichincha) y en la Intendencia de Policía (Gobernación, 2º piso). También puede contactarse a los teléfonos: 232-9279 y 232-9315.