Los Príncipes  de Asturias, Felipe de  Borbón y Letizia Ortiz, concluyeron ayer una visita de cuatro días a México entre muestras de curiosidad y cariño de los habitantes, a pesar de un sol inclemente y temperaturas de hasta 40 grados centígrados.

“La Princesa está muy guapa, con tal de verlos no me importa estar en el ‘calorón’ esperándolos”, expresó Manuel Hernández,  de 50 años, que al menos por una hora esperó el paso de la caravana de los príncipes para observarlos antes de su llegada al Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (Marco).

Publicidad

Los príncipes de Asturias llegaron a México el pasado viernes en visita privada de cuatro días, con el XV Congreso Internacional de  Hispanistas celebrado en Monterrey como actividad principal en su agenda. 

Felipe y Letizia se trasladaron a esta ciudad en el avión presidencial que el mandatario Vicente Fox puso a su disposición. El domingo pasado escucharon misa junto al matrimonio presidencial en la Basílica de Guadalupe.

Publicidad

Medio millar de hispanistas de los cinco continentes se dieron cita en Monterrey para debatir sobre la visión de América y Europa acerca de los estudios hispánicos.

Durante su estancia en Monterrey, los príncipes inauguraron la exposición ‘Cuatrocientos años de El Quijote’, en la Biblioteca Cervantina. “Desde la boda teníamos una gran expectativa, y ahora que están en  Monterrey todo el mundo los quiere ver, sobre todo a la Princesa, se ven muy  enamorados”, manifestó Leticia Saucedo, de 20 años.

Luego de su recorrido por el Marco, la pareja se trasladó al Museo Metropolitano de  Monterrey, ubicado en una vieja casona del centro Regio, como le llaman los lugareños a las principales calles y avenidas de la ciudad para saludar a la multitud.

En el Museo Metropolitano, los príncipes recibieron del alcalde de Monterrey,  Ricardo Canavati, “una presea para huéspedes distinguidos y una  pequeña escultura olmeca”, reproducción de una de las piezas indígenas que ahí se exhiben.

Felipe de Borbón y su esposa fueron despedidos en su último acto público en  Monterrey por las trompetas de un mariachi mexicano que entonó las melodías  Son de la negra, Cielito lindo y el famoso Jarabe tapatío, tradicional canción de Guadalajara, donde Letizia Ortiz vivió en 1996,  cuando estudiaba Periodismo.

Antes de partir a España, los príncipes almorzaron con empresarios de la  región en un exclusivo salón del club de industriales de Monterrey.