Un camionero filipino secuestrado en Iraq fue puesto en libertad el martes, un día después de que Manila retirara sus tropas en respuesta a las demandas de sus captores, que habían amenazado con decapitar al rehén.
Estados Unidos y el gobierno interino de Iraq han acusado a Manila de ceder ante los terroristas, pero la presidenta de Filipinas, Gloria Macapagal Arroyo, defendió la decisión y dijo que el hombre, padre de ocho hijos, no merecía morir.
Angelo de la Cruz fue entregado en la embajada de Emiratos Arabes Unidos en Bagdad. Un corresponsal de Reuters lo vio después llegando en coche a la embajada filipina.
Arroyo dijo que dada la importancia de cuidar a unos ocho millones de trabajadores filipinos en el extranjero, "tomé una decisión de traer nuestras tropas a casa unos días antes".
Arroyo, que habló con De la Cruz por teléfono, dijo que se encontraba bien.
Los extremistas que amenazaban con decapitar a De la Cruz habían fijado una fecha límite del 20 de julio para que las tropas filipinas abandonasen Iraq. Anteriormente tenían previsto irse el 20 de agosto.
Grupos de secuestradores han capturado a decenas de extranjeros desde abril para presionar a sus países para que saquen sus tropas de Iraq, para disuadir a extranjeros de trabajar con las fuerzas de Estados Unidos o para exigir rescates.
Muchos rehenes han sido puestos en libertad, entre ellos un egipcio liberado el lunes, pero al menos cuatro han sido asesinados.
Un estadounidense y un surcoreano fueron decapitados por un grupo liderado por el extremista jordano Abu Musab al-Zarqawi, acusado por Washington de tener vínculos con la red Al Qaeda de Usama ben Laden.
Estados Unidos, que lideró la invasión que derrocó al presidente iraquí Saddam Hussein el año pasado, ha dicho que su coalición sigue siendo fuerte pese a la decisión de Filipinas de seguir los pasos de España, República Dominicana, Nicaragua y Honduras de abandonar Iraq.