La caña del maíz es una excelente materia prima para obtener alcohol antiséptico, papel artesanal, aglomerados para la industria de la construcción y toda clase de dulces y caramelos, pero también como una alternativa económica para las regiones maiceras del país.

Eso es lo que Sonia Mendoza, Jaime Loza y Danny Reyes, tres estudiantes de Sexto Químico Biólogo del Colegio Nacional Teodoro Gómez de la Torre, ubicado en Ibarra, demostraron después de realizar varias investigaciones.  Ellos exploraron el potencial productivo de la caña del maíz y focalizaron su estudio en la comunidad de Zuleta, en Imbabura, donde viven 343 familias dedicadas a la producción de maíz.

El objetivo inicial del proyecto fue encontrar el método para obtener alcohol antiséptico y papel artesanal de la caña, pero las experimentaciones permitieron desarrollar una técnica para la producción de aglomerados, utilizados en la construcción de materia prima en la industria de dulces y caramelos.

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Una vez cosechada la caña se la coloca en un trapiche, donde el jugo se fermenta entre 15 y 20 días. Este líquido se  somete a destilación.

Después de realizar tres redestilaciones se obtuvo un alcohol con una pureza de 71,3 grados. Las redestilaciones progresivas reducen las impurezas y el grado alcohólico subió de 10 a 46 y de 60,3 a 71,3 grados.

Durante la fermentación se utilizó levadura normal y ácido sulfúrico al 20% de concentración. Fue así como 100 litros de jugo fermentado se transformaron en 23 litros de alcohol antiséptico, con las mismas propiedades que el alcohol producido industrialmente, y que sirve para desinfectar heridas.

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Para la obtención del papel, en cambio, se utilizó la fibra después de extraer el jugo. La fibra se muele y se cierne a través de un colador, cuando se seca, se corta y se aplica hidróxido de sodio que ayuda a obtener el color blanco. Loza asegura que “el país se está quedando sin árboles para elaborar el papel y otros derivados. Si incentivamos el uso de la caña de maíz para este fin, entonces estaremos reduciendo el problema”.

En el proyecto se invirtió una cantidad de 4.660 dólares. Además, a este trabajo se le otorgó el primer lugar en la última edición de la Feria de Ciencia, Tecnología e Innovación, en la categoría Colegios del área de Ciencias Agropecuarias.