Las consecuencias de la enfermedad del sida en los países menos desarrollados, sobre todo del África Subsahariana, son devastadoras y, según un informe de Unicef presentado hoy en la Conferencia Internacional del Sida, hay ya más de 15 millones de niños huérfanos en el mundo.
El informe señala que el número de huérfanos ha aumentado a causa de la pandemia del sida desde los 11,5 millones de niños y jóvenes menores de 18 años que había en el año 2001 hasta los 15 millones a finales del año 2003.
Unicef calcula que, si sigue la progresión actual de la infección, en el año 2010 en los países del Africa Subsahariana más de una tercera parte de los niños habrán perdido a uno o ambos progenitores habrá sido a causa del sida.
Al final del año 2003, sólo 17 de los países en vías de desarrollo más afectados por la enfermedad habían adoptado políticas de apoyo a los niños.
Unicef llama la atención acerca de esta situación y reclama una legislación que proteja a los menores, cuidados específicos para los niños y mecanismos sociales y de apoyo en las comunidades más afectadas para evitar los riesgos de la explotación, el abuso, la violencia y la discriminación.
Además, organizaciones no gubernamentales (ONG) como Médicos sin Fronteras, que mantienen en muchos países programas de apoyo a los enfermos con sida, coincidieron hoy también en denunciar la situación de olvido que sufren los menores que padecen bien directa o indirectamente las consecuencias de la enfermedad.
Estas organizaciones consideran la situación de los niños en los países en desarrollo como vergonzosa, ya que mientras que en los países desarrollados del mundo occidental apenas llega a un uno por ciento el número de bebés que nacen con el VIH, en estos países superaron los 700.000 el último año.
Esta enorme desigualdad se debe a las dificultades para el acceso a la triple terapia preventiva que reciben durante el embarazo las mujeres infectadas por el virus VIH en los países desarrollados y que han conseguido la reducción hasta límites casi inexistentes de la trasmisión vertical entre la madre y el hijo.
En los países más pobres y en comunidades tradicionales las mujeres tienen más dificultades sociales y culturales para reconocer que están infectadas.
El miedo a sus parejas y al rechazo social de la comunidad dificulta también el que las mujeres embarazadas reciban el tratamiento que puede salvar a sus hijos de la infección.
El pediatra español de Médicos sin Fronteras Victorio Torres dijo hoy a un reducido grupo de periodistas españoles que hay que presionar a las compañías farmacéuticas para que se acuerden de las situación de los niños en los países más pobres y desarrollen fármacos específicos para ellos.
La falta de formulaciones pediátricas y de pruebas y ensayos clínicos es otro de los problemas a los que se enfrentan los médicos que tratan a los enfermos de sida en los países en desarrollo.
En los foros internacionales de sida como esta Conferencia de Bangkok no hay tampoco activistas infantiles que expliquen sus necesidades y por eso algunas ONG consideran que es un compromiso ético denunciar la falta de atención sanitaria que reciben los niños infectados por el virus VIH.
Se calcula que la mitad de los niños que nacen con el virus mueren antes de cumplir los seis años por alguna de las enfermedades asociadas al sida.
La situación de los niños en algunos países es muy crítica y en naciones como Zimbawe la mortalidad infantil se incrementó cinco veces más en estos dos últimos años debido al VIH.