El 10 de diciembre de 1987 la canción ecuatoriana se quedó sin la voz de esta mujer que siempre fue alma y corazón del pasillo. Esa música que alguna vez se cantó alegremente, pero que al llegar a Ecuador adquirió un tono melancólico.
Qué distintos los dos, tu vida empieza
y yo voy ya, por la mitad del día;
tú ni siquiera vives todavía
y yo, ya de vivir tengo pereza.
Sin embargo, cual busca la tibieza,
del sol la planta, que enflorar ansía,
persisto con afán tu compañía,
para que des calor a mi tristeza.
Qué cerca y qué lejanos,
yo soy el viejo soñador
tú la niña apasionada
que cantando en la luz vas como el ave
más al mirarte,
cerca me figuro,
que yo soy un castillo abandonado,
y tú un rosal
abierto junto al muro.","isAccessibleForFree":true}
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Carlota Jaramillo, la reina del pasillo ecuatoriano
El 10 de diciembre de 1987 la canción ecuatoriana se quedó sin la voz de esta mujer que siempre fue alma y corazón del pasillo. Esa música que alguna vez se cantó alegremente, pero que al llegar a Ecuador adquirió un tono melancólico.
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La víctima conducía un vehículo de alta gama y se encontraba con una menor de edad dentro del automotor.
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